La salida del presidente Fraga

Fraga no se ha renovado a sí mismo, pero sí ha ido rejuveneciendo el PP en Galicia, donde siempre han conv
La salida del presidente Fraga
Fraga no se ha renovado a sí mismo, pero sí ha ido rejuveneciendo el PP en Galicia, donde siempre han convivido dos familias mal avenidas: una urbana y otra rural, con las que él actuó de sintetizador. Madrid toleró durante tiempo a la facción más country, pero siempre se inclinó por mimar a la gente guapa del ex-ministro Romay, entre la que fueron destacando Rajoy, Ana Pastor o Núñez Feijoo, quien de regreso a Galicia alcanzó la vicepresidencia de la Xunta. Poco a poco, la derecha con boina, implantada en las provincias más atrasadas, Ourense y Lugo, fue cediendo terreno, hasta sufrir la caída de Cuiña, que aspiraba a suceder a Fraga.

Quienes, con Baltar al frente, amenazan con irse del PP saben que si se quedan, están condenados al ostracismo. Aún así no es fácil un pronóstico, ya que cabe su vuelta atrás. Pero si la pregunta es qué pasará en la hipótesis de la escisión, habría que considerar un inmediato adelanto de las elecciones gallegas, casi un año antes de la fecha prevista: octubre del 2005.

Fraga intentará poner en positivo la crisis abierta, mediante la descalificación de quienes ahora le chantajean. Los inminentes congresos del PP en España y en Galicia requieren decisiones donde no caben matices, con la particularidad de que el silencioso Rajoy se la juega, a la vez, en Madrid y en su tierra natal.

Lógicamente, BNG y PSOE tienen ahora una gran oportunidad para llevar la izquierda al poder en Galicia, pero lo que haga Fraga será decisivo en cualquier escenario.

--
*El Periódico de Catalunya.