QUINIELAS ELECTORALES
La manifestación de más de 50.000 personas en Santiago el pasado 4 de mayo, casi seis meses después
La manifestación de más de 50.000 personas en Santiago el pasado 4 de mayo, casi seis meses después de la tragedia del Prestige, demuestra que Galicia no olvida y que el chapapote marcará el 25-M. De hecho, tanto el Prestige como la postura del PP hacia la guerra y la proliferación de candidaturas independientes serán las claves de unos comicios en los que el tándem PSOE-BNG, que gobierna en las principales ciudades gallegas, parece salir reforzado.
Las encuestas confirman la tendencia de 1999, en que se produjo un histórico cambio de signo en los gobiernos de las grandes ciudades, que pasaron del monopolio del PP a estar gobernadas por alcaldes socialistas o nacionalistas. Los ciudadanos, en general, valoran la actuación de la coalición PSOE-BNG, especialmente en las localidades dirigidas por los socialistas gracias a la fidelidad del Bloque, que no fue correspondida por el PSOE allá donde gobernaban los nacionalistas.
Así, en Lugo, dirigida por el socialista José López Orozco, la coalición funcionó con pocos roces. En otras ciudades, como Ferrol y Vigo, el PSOE se mostró más reacio a sacar adelante las propuestas de sus alcaldes, del BNG. En todo caso, las previsiones apuntan a que la coalición revalidará sus feudos y A Coruña, Lugo, Santiago, Pontevedra, Vigo y Ferrol tendrán un Gobierno progresista. Ourense es una excepción. Su alcalde, el popular Manuel Cabezas, cuenta con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.
El reto del PP gallego es recuperar ciudades en las que en las pasadas elecciones fue la lista más votada, aunque no tuvo los suficientes apoyos para gobernar. Las apuestas más fuertes las realiza en Lugo y Vigo.
Las listas independientes, que aumentan un 31% en estas elecciones respecto a las anteriores, pueden ser decisivas en algunos lugares, ya que proliferan agrupaciones alternativas procedentes, sobre todo, de escisiones del PP y del PSOE.
Lo más grave para los populares sería la presumible pérdida de poder provincial. El PP gobierna en las cuatro diputaciones, pero las encuestas demuestran que tanto la de A Coruña como la de Pontevedra podrían pasar a manos de la coalición progresista. Estas dos provincias fueron las más afectadas por la crisis del Prestige.
Las encuestas confirman la tendencia de 1999, en que se produjo un histórico cambio de signo en los gobiernos de las grandes ciudades, que pasaron del monopolio del PP a estar gobernadas por alcaldes socialistas o nacionalistas. Los ciudadanos, en general, valoran la actuación de la coalición PSOE-BNG, especialmente en las localidades dirigidas por los socialistas gracias a la fidelidad del Bloque, que no fue correspondida por el PSOE allá donde gobernaban los nacionalistas.
Así, en Lugo, dirigida por el socialista José López Orozco, la coalición funcionó con pocos roces. En otras ciudades, como Ferrol y Vigo, el PSOE se mostró más reacio a sacar adelante las propuestas de sus alcaldes, del BNG. En todo caso, las previsiones apuntan a que la coalición revalidará sus feudos y A Coruña, Lugo, Santiago, Pontevedra, Vigo y Ferrol tendrán un Gobierno progresista. Ourense es una excepción. Su alcalde, el popular Manuel Cabezas, cuenta con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.
El reto del PP gallego es recuperar ciudades en las que en las pasadas elecciones fue la lista más votada, aunque no tuvo los suficientes apoyos para gobernar. Las apuestas más fuertes las realiza en Lugo y Vigo.
Las listas independientes, que aumentan un 31% en estas elecciones respecto a las anteriores, pueden ser decisivas en algunos lugares, ya que proliferan agrupaciones alternativas procedentes, sobre todo, de escisiones del PP y del PSOE.
Lo más grave para los populares sería la presumible pérdida de poder provincial. El PP gobierna en las cuatro diputaciones, pero las encuestas demuestran que tanto la de A Coruña como la de Pontevedra podrían pasar a manos de la coalición progresista. Estas dos provincias fueron las más afectadas por la crisis del Prestige.