Las posibles bases de la fusión paritaria

La fusión de las cajas parece posible. Sin embargo, sigue estando más verde de lo que pregonan algunos, y
Las posibles bases de la fusión paritaria

La fusión de las cajas parece posible. Sin embargo, sigue estando más verde de lo que pregonan algunos, y el tiempo se agota. De no mediar acuerdos previos, la semana que viene los consejos de Caixa Galicia y Caixanova podrían valorar la fusión, con el riesgo de que la palabra ‘fusión’ no signifique lo mismo en Vigo que en A Coruña.

De entrada, aunque esté encauzado el crédito del FROB, queda un problema económico por resolver: la venta de oficinas, operación que Caixanova atribuye casi en exclusiva a Caixa Galicia y que ésta no acepta como cosa sola suya, sino en todo caso compartida. Pero, claro, no es lo mismo que a las sucursales que hay que vender se les dé el pase antes de la fusión que después, ya que afectaría al criterio de la pretendida paridad. Hablamos de casi trescientas sucursales y de una reducción de los activos muy elevada.

Después queda el lío de la gobernanza y de la sede, que en realidad van unidos. El problema de las sedes tiene encaje haciendo un reparto de los servicios centrales, básicamente entre A Coruña y Vigo, que en todo caso habría que ajustar antes de ir al notario.

¿Y la gobernanza? Vayamos por partes. Una posible solución pasa por crear dos consejos, uno de administración y otro territorial, con amplias competencias cada uno de ellos. En un primer ciclo, pongamos que de tres años, el consejo de administración podría presidirlo Caixanova –léase Julio Gayoso–, mientras que el consejo territorial estaría presidido por una persona de Caixa Galicia –¿quizá José Luis Méndez?–, de tal manera que transcurrido ese plazo intercambiarían los papeles por el mismo período. Al cabo de seis o más años, ya se vería la mejor opción para el futuro.

De dichos consejos dependería la dirección general, en la que podría estar José Luis Pego, con Javier García de Paredes como número dos. Pero esta fórmula que hace recaer en directivos de Caixanova los dos puestos más relevantes no acaba de ser asumida por Caixa Galicia, que tampoco se ha asegurado ser sede principal, de tal modo que aún cabe darle una vuelta a unas cosas y otras.

Al entorno del presidente Feijóo le agrada la fórmula de apostar por José Luis Pego –sabe que es la propuesta del Banco de España– y le parece proporcional que A Coruña mueva ficha en cuanto a la sede.

Así están las cosas de momento, que como podemos observar ya están muy avanzadas -puede que al 51%/49%, tras el encuentro de Pego y Paredes con la conselleira de Facenda-, aunque no cerradas.

Del Banco de España no cabe esperar mucha más mediación, ya que hay un profundo malestar con algunos protagonistas de la fusión. Ha habido mal rollo, malas caras e incluso malas contestaciones y desplantes. En realidad, el clima de la fusión está muy enrarecido y sus propios artífices se preguntan en privado si serán capaces de recomponer las cosas, una vez en marcha la convergencia de las dos cajas. Preocupan tanto el mal rollo como, sobre todo, la tensión que se vivirá en el día a día, ya que no estamos ante una fusión creativa y expansiva, sino ante una unión que traerá consigo despidos y ceses que habrá que afrontar sin empeorar aún más las cosas. Sea Pego o sea otro, su tarea se las trae.

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