Los patadones de PP y PSOE

En el fútbol se pueden dar patadones para centrar o patadones para despejar. En política, también.
Los patadones de PP y PSOE
En el fútbol se pueden dar patadones para centrar o patadones para despejar. En política, también. Por ejemplo, cuando un tío se te sube a las barbas, puedes optar por el modelo PSOE (patada para arriba) o el modelo PP (patada para fuera). Si el incombustible Paco Vázquez se pasa con sus comentarios dermoactivos sobre el Estatut (como eso de que le da urticaria), lo mejor es chutarlo a la Santa Sede antes de que abra esa boquita que Dios le dio para valorar la reforma estatutaria gallega. Es, teóricamente, un ascenso, pues pasa de servir a los curuñeses en LLLLLLLLLLLa Curuña a servir a los españoles en la capital espiritual de occidente. Pero el caso es que se va, como bien cantaban los funcionarios del Ayuntamiento coruñés en las manifestaciones que protagonizaron estos días: "Se va el camimán, se va el caimán, se va para el Vaticano"...

El otro estilo de juego es lanzar balones fuera, muy propio del PP. Resulta que hay un sujeto en Cataluña (Joaquim Teixidor, portavoz del PP en Lloret del Mar) que, al parecer, está en manifiesto desacuerdo con la estrategia de crispación cocinada por los talibanes de Génova. A este hombre lo mandaron directamente a corner en virtud del artículo 9 (creo recordar) de sus estatutos internos, que señala como causa de baja cualquier "manifestación pública de discrepancia grave con la ideología, principios o fines del partido", por muy indignos que éstos sean (como es el caso).

Como ven, hay consenso entre los grandes partidos en qué hacer con los díscolos: patearlos. La única diferencia es la dirección del lanzamiento.

Y ya que hablamos de díscolos, Núñez Feijoo está regateando dentro del área con ese peligroso artículo 9 del régimen interno de su partido al contradecir la doctrina oficial popular sobre las lenguas peninsulares. "Ninguna lengua puede ser perseguida, y mucho menos las lenguas oficiales de Cataluña o de Galicia", dijo Feijoo. Supongo que dijo bajito, para que no lo oigan Acebes y Zaplana. O a lo mejor ni siquiera quiso decir eso. Feijoo, por lo menos, habla gallego, idioma que no es del gusto de otros compatriotas de su mismo partido, como Rajoy, que al parecer ni siquiera lo habla en la intimidad, como hacía Aznar con el catalán (ahora se ha pasado al inglés de Texas con acento de Cantinflas).