La pasta de Touriño

En el socialismo español están estos días muy enredados con la ampliación de la financiaci&o
En el socialismo español están estos días muy enredados con la ampliación de la financiación autonómica, un asunto que, como es lógico, tiene muy difícil encaje al gusto de todos. A día de hoy, hay tres personas cortando el bacalao: desde La Moncloa, el presidente Rodríguez Zapatero; desde el PSOE, el gallego José Blanco, y desde el Ministerio de Economía, Pedro Solbes. Bueno, en realidad, hay un cuarto personaje en cuestión, el socialista catalán José Montilla, a quien el Estatut le concede un importante derecho, que en buena lógica quiere ejercer como presidente de la Generalitat. Y ese derecho comprende, entre otras cosas, una financiación a medida que debía tener ya cerrada desde el mes de agosto.
El vicepresidente Solbes, como suele ser habitual en él, intentó llevar este tema mareando un poco la perdiz, sin descubrir demasiadas cartas, de ahí que no estén claras ni las cifras ni los períodos de cómputo; es decir, el montante que hay que poner para satisfacer a los catalanes sin cabrear al resto y los años que hay que tomar como referencia del número de habitantes de cada comunidad, al ser éste un factor decisivo. La explicación es sencilla: no es lo mismo considerar el 2008, tras la masiva avalancha de inmigrantes en Cataluña, Madrid y Comunitat Valenciana, que el 2006, por decir algo. Pero cuando Solbes estaba haciendo los números a su manera, jugando con millones y anualidades, otra audacia de Zapatero le condujo a ponerse al frente del reparto, de ahí las alegrías que se llevaron los populares Esperanza Aguirre y Francisco Camps, a los que les tocó la lotería de Navidad casi sin comprar un solo décimo. No se trata tampoco de que Zapatero se haya vuelto loco, sino de que necesita satisfacer a los catalanes y para ello tiene que meter en el mismo saco –o parecido– a Madrid y la Comunitat Valenciana. De esas conversaciones tan secretas se ha filtrado que Zapatero aceptó actualizar el gasto por habitante con el censo de 2008 y fue así como surgió la información que publicó ayer Xornal de Galicia, según la cual harían falta 16.000 millones adicionales para arreglar el problema de los catalanes y del resto.
Pero 16.000 millones de euros –sobre todo cuando se pasan a pesetas, en tiempos de baja recaudación por la crisis– son demasiados millones como para que a Solbes no le dé un mareo. Por eso los socialistas que se confiesan más sensatos hablan de 6.000 ó 7.000 millones para repartir, como mucho.
¿Y qué hay de lo de Galicia? Vamos por partes. Con el modelo de gasto por habitante y el censo del 2008, sin más correcciones, podrían salir 145 millones, pero como una de las manos que mece la cuna algo opina de estas cosas, al final podrían ser incluso más de 300. En ese saco adicional ya irían la dispersión, el envejecimiento y una ayuda para el idioma gallego, de modo que Touriño no vaya a las elecciones con una mano delante y otra detrás.