Pasqual Maragall

Pasqual Maragall padece alzheimer, esa grave dolencia neurodegenerativa que atormenta a mucha gente. Lo anunció &
Pasqual Maragall padece alzheimer, esa grave dolencia neurodegenerativa que atormenta a mucha gente. Lo anunció él mismo con una entereza propia de su gran personalidad. Tiene 66 años y ha dedicado la mayor parte de su vida al compromiso público, primero en la lucha antifranquista, después desde la alcaldía de la Barcelona olímpica, más tarde asumiendo la dirección del PSC y, finalmente, desde la presidencia de la Generalitat de Cataluña. Ahora su meta es bien distinta, pero no por ello tiene un menor compromiso público, decidido como está a luchar contra su enfermedad y a captar recursos a favor de quienes sufren esa misma afección. "Primero hicimos los Juegos Olímpicos. Luego, el Estatut. Y ahora iremos a por el alzheimer", dijo Pasqual Maragall, acompañado de su mujer, Diana Garrigosa, en un rasgo más de su audacia, su brillantez y su peculiar sentido del humor.

Utilizando una expresión del periodista Antonio Franco, no hace mucho le pregunté a Maragall, al entrevistarle para El Periódico de Catalunya, si se sentía el líder de la centralidad política catalana. "Eso de la centralidad -contestó-, en Cataluña no nos suena muy bien. Lo que queremos es la red, no el centro". Ahora se sabe que lo que Maragall persigue es conseguir en Cataluña un entramado social en red, similar al que se desarrolla en Estados Unidos en la lucha contra el alzheimer. La red es por tanto su horizonte y ya ha marcado de algún modo su pasado político, incluso antes de la era internet.

Maragall ha tenido un final político menos feliz que su tremenda carrera. El cariño que ahora está recibiendo contrasta con los desaires que sufrió dentro y fuera del socialismo catalán. En muchas partes de España, Pasqual Maragall fue percibido poco menos que como un independentista, siendo como es un federalista convencido, mientras que en Cataluña su partido supo explotarlo electoralmente pero no rentabilizar su gran capacidad para la innovación política. Otros simplemente lo envidiaron. El sabe que siempre termina ganando.