Pasqual Maragall

Pasqual Maragall fue un gran alcalde de Barcelona, en un momento espléndido en la historia de esa ciudad, que exp
Pasqual Maragall fue un gran alcalde de Barcelona, en un momento espléndido en la historia de esa ciudad, que explotó en 1992 con las Olimpiadas. También fue capaz de hacer bien su relevo, dando paso a Clos en la alcaldía, e incluso de tomar cierta distancia del día a día de la política catalana para hacerse el deseado. Parecía destinado a ser presidente de la Generalitat y finalmente vio colmado su sueño y el de millones de conciudadanos. Un socialista barcelonés pero muy catalanista sustituía así al histórico Jordi Pujol.

A Maragall no le faltaban ni ideas ni equipo. Y a pesar de las dificultades que entrañaba un pacto con ERC, tenía la ventaja de que los independentistas ya llevaban años madurando como partido de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona y en otras instituciones. Ya no eran sólo unos jóvenes radicales, sino que prometían ser algún día alternativa a CiU.

Pero salvo raras excepciones, como la de Antoni Castells, los miembros del Gobierno catalán no funcionaron, al tiempo que iban sintiéndose con las manos atadas por el rocambolesco proceso de elaboración del Estatut, largo y tedioso, pero sobre todo cansino para unos ciudadanos que, si bien deseaban más autogobierno, esperaban una política progresista, tras 23 años de pujolismo. Era lógico que Maragall quisiera cambiar un ejecutivo que no funcionaba, para dar un impulso al final de su mandato. Y acertó al incorporar personas tan valiosas como Ferran Mascarell, Jordi Valls o Manuel Balcells -incluso Francesc Baltasar o Jordi William-, pero arruinó todo ese caudal de esperanza al aceptar que ERC colocase como máximo responsable de los funcionarios a quien acaba de protagonizar un incidente como el de las cartas que pedían dinero a trabajadores de la Generalitat. Por si fuese poco, la tranquila ICV de Saura también se ha cabreado con Maragall por el relevo en Medio Ambiente.

Nadie sabe ya a estas alturas si volverá algún día el Maragall glorioso de la Barcelona del 92.