Con pacto, Gayoso será presidente y Méndez, �??número 2�??

Vaya una premisa por delante: sin solvencia financiera no habrá fusión ni Sistema Institucional de Protecc
Con pacto, Gayoso será presidente y Méndez, �??número 2�??

Vaya una premisa por delante: sin solvencia financiera no habrá fusión ni Sistema Institucional de Protección (SIP) entre Caixa Galicia y Caixanova. La razón es evidente: ni tendría fundamento económico ni obtendría la imprescindible luz verde del Banco de España. ¿Cuál es el gran cambio cualitativo que aporta el plan de la Xunta que ahora discute Facenda con las cajas? Sin duda, que asume que la fusión es posible y echa abajo el principal argumento de defensa de Caixanova contra la fusión. Dicho de otra forma: Caixanova tiene que decir si se cree o no la valoración financiera de uno de sus controladores: la Xunta; el otro es el Banco de España. Y no es lo mismo echar por tierra otro informe de parte, como el de Caixa Galicia, que el del Gobierno gallego.

En esto hay que reconocerle a Feijóo que ha sido hábil, ya que pone a Julio Gayoso contra las cuerdas y a la vista de toda Galicia. Ahora bien, consciente de que para que Gayoso pueda ceder, hay que ponerle una buena pista de aterrizaje –al menos para que empate–, ha sabido contar con José Luis Méndez, de modo que no se discuta quién mandaría en una hipotética alianza: el presidente de Caixanova. Pero al mismo tiempo que se le permite a Gayoso salvar la cara, se le hace ver que ahí está la ley del BNG para acabar con él, por razones de edad, en poco menos de tres meses. El PP juega con la proposición de los nacionalistas de manera táctica, consciente de que tiene la sartén por el mango con su mayoría absoluta y de que puede apretar el acelerador poco menos que a su antojo.
¿Cederá Gayoso con este y otros caramelos para Caixanova y para Vigo, como ser la sede de una CXG consolidada? De momento, aún no lo ha hecho. Si lo hiciera, tendría que convencer a todos los suyos de las bondades de dar marcha atrás (consejo, directivos, sindicatos, trabajadores...) y también a todos aquellos que defendieron tenazmente su causa, como la patronal de Alvariño, el Club Financiero y la Cámara de Comercio. Incluso al alcalde Abel Caballero, del PSOE, que siempre estuvo detrás, apoyando los intereses de Vigo. Todo puede ser y cosas más raras se han visto pero fácil tampoco es.

¿Qué es lo que quiere Feijóo? Si le sale, respalda la idea de Méndez de consumar la fusión, pero si Gayoso se le resiste, ensayará la fórmula del Sistema Institucional de Protección (SIP), con o sin entidades de otras comunidades. Ésa es en realidad la salida que abandera el líder del PSOE en Galicia, ‘Pachi’ Vázquez, que de momento es cauto para no entorpecer ni las gestiones del presidente de la Xunta ni los controles de Madrid, donde gobiernan los suyos. La dirección del BNG , por sorprendente que parezca, está más alineada con Feijóo y Méndez.

A día de hoy, el PSOE es el partido más sensible ante la posición de Gayoso, lo cual casa con el interés del Banco de España por el fomento de los acuerdos entre cajas de distintas comunidades. Nada muy distinto de lo que persigue el PP de Rajoy, con la particularidad de que éste lo que quiere es diluir Caixa Galicia en Cajamadrid, mientras que el PSOE puede preferir otras alternativas.

‘Pachi’ Vázquez está jugando, por tanto, un papel propio de un equilibrista, que al mismo tiempo sabe que un patinazo de Feijóo le vendría de perlas. Pero lo cierto es que su hipótesis de un SIP reforzado entre las dos cajas gallegas, como antesala de su fusión posterior, no cotiza a la baja como alternativa. Si alguien le comprende es el propio Feijóo, pero éste prefiere agotar el poco tiempo que le queda para ver si Gayoso se aviene a la fusión antes de recurrir al plan B.

Si Gayoso mantiene su rechazo a cualquier acuerdo con Caixa Galicia, en la Xunta le exigirán una alternativa que asegure el liderazgo gallego de la entidad que proponga formar; no sujeta, por tanto, a la disciplina de cajas foráneas. También le presionarán con mandarle a casa, por razones de edad, echando mano de la nueva ley que pueden hacer a medida.
Tras el ‘caso Carrera’, el diálogo entre Gayoso y Feijóo es difícil, pero ha surgido alguien capaz de mediar: se trata de Ana Pastor, la ex ministra amiga de Rajoy, quien ahora también tiene aspiraciones de mando en Pontevedra. Y de su papel pueden depender ciertas cosas. ‘Pachi’ Vázquez y Abel Caballero también pueden ser piezas básicas en la estrategia de Gayoso, decida lo que decida Caixanova. El SIP gallego que les permitiría respirar a todos quizá no sea la mejor fórmula financiera, si bien puede ser una solución para evitar las tensiones entre A Coruña y Vigo, ambas gobernadas por el PSOE.

Pero volvamos al principio: la clave de fondo sigue siendo financiera. Si Caixa Galicia y Caixanova juntas son solventes podrán repartirse todo lo que quieran, pero si no es así tendrían que buscar un tercer aliado más pequeño o dejarse devorar por Cajamadrid, cuyos dientes están siendo afilados por Rato.

Dejemos volar por un momento la imaginación, que es lo que más les gusta a los políticos ansiosos de tocar poder en las cajas, tras tantos años esperando. Julio Gayoso tiene en sus manos su futuro y el de su caja, que como vemos aún puede estar en una alianza exterior, pero si cede total o parcialmente podrá presidir la entidad gallega resultante, con José Luis Méndez en la dirección general. Con esa fórmula transitoria quedaría resuelto el problema de los posibles egos personales, camino de una fusión paritaria, en la que Caixa Galicia tendría que renunciar a su condición de caja más grande.

¿Y la sede? Sorprendentemente, se ha hablado poco de este tema hasta ahora, aunque ocupa la mente de todos. Pero en el país de los tres aeropuertos y las tres universidades, eso tiene remedio. Una solución sería fijar en Santiago una sede institucional , manteniendo en A Coruña la sede operativa y trasladando a Vigo la sede de CXG, que a su vez integraría las empresas participadas por Caixanova. En ese sentido, un SIP gallego pondría las cosas aún más fáciles, ya que todo seguiría más o menos igual en A Coruña y Vigo, mientras que en Santiago podrían radicarse nuevos servicios comunes o una cierta representación en la antigua Caja compostelana.

Lo que ya será menos divertido es el coste laboral que se les viene encima a las cajas. En cualquiera de las fórmulas elegidas, incluso en la de que se mantuvieran independientes, van a perder su empleo entre mil y dos mil personas. Tampoco será agradable recortar durante unos años la obra social y cultural, pero de algún sitio tendrán que salir los ahorros necesarios para financiar la devolución del capital y los intereses de los fondos solicitados al FROB, que no son precisamente gratis. Hablamos de cifras que en el mejor de los casos duplican el coste de la Cidade da Cultura o del Puerto Exterior de A Coruña, lo cual nos puede dar una idea de lo que estamos comentando.

Pero la esperanza también existe. Quizá lo más importante es que la Galicia del futuro tenga al menos una gran caja de ahorros. Por muy demonizadas que estén ahora las cajas, es indudable que su papel social, económico y cultural es valioso. Unas finanzas bancarizadas ni aportarán más competencia ni más ventajas al conjunto de la sociedad; a lo sumo a sus contados accionistas. En definitiva, Galicia necesita tener cajas, del mismo modo que precisa tener dignidad política y no caer –aún más– en brazos de Madrid.

Comentarios