Los otros 580.000 vascos

El lehendakari Juan José Ibarretxe está en su derecho de aferrarse a una votación en la que, gracia
Los otros 580.000 vascos
El lehendakari Juan José Ibarretxe está en su derecho de aferrarse a una votación en la que, gracias a votos legales de tres parlamentarios de un partido ilegalizado, sacó adelante una controvertida reforma del Estatuto vasco que, para prosperar, tendría que ser convalidada ahora por el Congreso, lo cual no va a suceder. Pero de ahí a confundir ese resultado con la aprobación general de la sociedad vasca media un abismo; entre otras cosas, porque detrás del PP y del PSOE hay nada menos que 580.000 vascos, tan vascos como los que votan al PNV o a EA.

Euskadi no puede convertirse en el único rincón del mundo democrático donde el marco de convivencia es definido no a través de un esfuerzo de consenso, sino mediante la aplicación de un criterio mayoritario, alejado tenazmente de los deseos de quienes no lo secundan. Los fundamentalismos democráticos terminan siendo eso: fundamentalismos.

Quizá la mejor manera de encauzar las cosas sea votando. Como dijo algún editorial de la prensa vasca, si bien las Cortes son depositarias de la facultad constitucional para evitar la tramitación del Plan Ibarretxe, la reconducción de los acontecimientos, hacia un horizonte más racional, depende de la ciudadanía a la hora de votar en las elecciones autonómicas de primavera. Y ésa es ahora la verdadera clave política de fondo, aunque haya más.