Novacaixagalicia: Jaque de \'Pachi\' a Feijóo

El problema no es si Feijóo lo hace bien o mal en esto de la fusión, donde hay mucho ruído y pocas
Novacaixagalicia: Jaque de 'Pachi' a Feijóo

El problema no es si Feijóo lo hace bien o mal en esto de la fusión, donde hay mucho ruído y pocas nueces, sino el propio futuro de Novacaixagalicia, pero una cosa y la otra sí tienen algo que ver. A día de hoy, la inmensa mayoría de las cajas españolas tienen resuelto o cuando menos encauzado su futuro y la gallega, no. Básicamente, por las diferencias políticas y financieras entre Galicia y Madrid. A menudo se ha convertido la caja en un campo de batalla política –el primer gran error–, al más puro estilo de Feijóo, que consiste en que él lo hace todo bien y los demás lo hacen todo mal, con lo cual si algo sale bien es porque lo hizo él y si algo va mal es por culpa de Zapatero. Puede ser electoralista, para engañar a los incautos, pero no parece muy edificante que digamos esta forma de hacer política. Y menos si se trata de las cosas de comer.

Novacaixagalicia es la suma de las cajas de ahorros fusionadas, a su vez, en Caixanova y Caixa Galicia. Lleva en su seno el ahorro de millones de gallegos, de izquierdas y de derechas, nacionalistas y no nacionalistas, que le confían tal volumen de negocio a la entidad que ésta domina la mitad del sistema financiero de Galicia. Pues bien, aquí se ha estado jugando durante más de un año con este gran proyecto común, como si se tratase de un mero pasatiempos o de un despropósito tipo Ciudad de la Cultura. ¿Resultado? Cero. Peor aún, si el líder de la Oposición no se confunde, el resultado se llama más de 2.500 millones de euros que tendrá que poner el Banco de España, en lo que sería una ‘intervención’ sin precedentes en el sector. Esto no es una tontería más de la política gallega, ni un mero engañabobos, esto es economía. Y esto tampoco es un episodio político más, sino un acontecimiento trascendente para Galicia. Feijóo debería saberlo.

¿Está todo perdido entonces? No, pero vamos camino de ello. La única salida pasa –lo hemos advertido durante todo este proceso– por un acuerdo con el Banco de España y el Ministerio de Economía. Si la cosa se arregla mediante un pacto de recompra de la participación del FROB, en el futuro no habrá NCG pero sí un banco capaz de mantener su obra social y cultural. Si, por el contrario, unos y otros siguen a la greña y mareando la perdiz, presentándonos unos falsos escenarios a sabiendas de que son falsos, esto acabará en una desfeita. ¿A qué viene hablar de un mix de financiación público-privada que no existe? ¿Por qué seguir aferrados a un esquema de protección de activos que saben que Madrid no aceptará? ¿Por qué quieren ganar unos meses si saben que en junio no superarán las pruebas de estrés test europeas? ¿A quién quieren engañar?

Tendría cierta lógica política, que no financiera, cuestionar algunas decisiones del Banco de España y del Ministerio de Economía. En cambio, carece de sentido económico inventarse un escenario que no existe ni existirá. Y no menos surrealista es andar hablando de unos inversores que supuestamente van a entrar en una entidad de la que no se sabe si va a tener un 8% o un 10% de capital principal. ¿Se cree alguien, en serio, que los inversores internacionales son tan idiotas? ¡Qué país!

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