La izquierda planta cara a la política de Feijóo

Galicia está más dividida de lo que parece y no es de extrañar que el presidente Feijóo se p
La izquierda planta cara a la política de Feijóo

Galicia está más dividida de lo que parece y no es de extrañar que el presidente Feijóo se plantee tender la mano en algún momento, porque de lo contrario no podrá cumplir su palabra de gobernar para todos. Aquí sobra por tanto la soberbia y, sobre todo, el lenguaje tabernario de su portavoz parlamentario, Manuel Ruiz Rivas.

No se trata de extrapolar a Galicia el latiguillo de la derecha reaccionaria según el cual España se rompe, pero sí de constatar que la Galicia del presidente Feijóo arranca con los mismos problemas que otras partes de España, y, a mayores, con fuertes divisiones que el PP supo incubar pero ahora no sabe atajar.

En Galicia hay precariedades comunes al resto de España, como el paro, el déficit o la morosidad, dentro de una grave crisis económica internacional, pero también problemas específicos que dividen a los gallegos, empezando por el idioma en el que hablan, que ya es decir. Esta división de los gallegos ante sus problemas no es seguramente el mejor camino para superarlos, si bien ofrece la ventaja de que al menos se van cayendo las caretas. Cada día que pasa es más fácil saber quién es quién en la política de este país y quién lo quiere manipular. No todo iban a ser malas noticias.

‘Pachi’ Vázquez, el líder socialista, y el portavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, han interpretado un guión que parece distanciarse del mero pastoreo para arrimar el hombro al lado de una izquierda sin complejos, frente a una derecha dura. ‘Pachi’, por ejemplo, le ha plantado cara a Feijóo sin renunciar a darle la mano –léase fusión de caixas– si baja del podio de aparente campeón, y el debutante Aymerich hizo méritos para que se le empiece a considerar un líder capaz de combatir a la derecha, con un tono agradable y argumentos en positivo.

Si algo no ha habido en el debate sobre el estado de la autonomía es profundidad en la política anticrisis. Feijóo no acaba de asumir que tiene las competencias de casi todas las políticas macroeconómicas para luchar contra el paro en Galicia y, lejos de presentar un plan de medidas, hecho con criterio, compiló las notas elaboradas por unos conselleiros cuyo nivel político es más bien bajo, aunque haya excepciones. Sobre este asunto, la Oposición ha ido haciendo suyo un discurso lanzado desde Xornal de Galicia, a raíz del Café de Redacción con Guillermo de la Dehesa, pero es evidente que puede ir más lejos.

Feijóo también se queda solo con su política sobre el gallego, ya que la UPyD de Rosa Díez es extraparlamentaria. El PSdeG que lidera ‘Pachi’ Vázquez considera que Feijóo quiere convertir el gallego en una lengua inferior y no cae en la red del PP, por mucho que éste pretenda buscarle contradicciones por su alianza lingüística con el BNG.

En definitiva, la lucha contra la crisis sigue desdibujada en clave gallega, la lengua propia de este país no genera consenso y las cajas corren riesgos en manos de una clase política sin liderazgo suficiente. Por si fuese poco, no hay nuevo Estatuto a la vista.

>> POST DATA: Una grave acusación de \'Pachi\'

El debate sobre el estado de la autonomía subió de tono a raíz de la intervención final del socialista ‘Pachi’ Vázquez, quien dejó entrever claves importantes sobre la fusión de las cajas gallegas. Al menos para quien lo quiera entender. Fue una pena que Alberto y ‘Pachi’ no empezasen por ahí y que se les echase la noche encima.

Es grave, muy grave, lo que dijo el secretario general del PSdeG-PSOE, al atribuirle un engaño a la auditoría de KPMG, nada menos que con datos falsos. Y no ya solo por la tomadura de pelo que eso supondría, tras pagar un millón de euros con fondos públicos, sino porque el Gobierno de Galicia estaría basándose en esos datos falsos para avalar la fusión de Caixa Galicia y Caixanova.

El presidente Feijóo, hábil e irónico, pasó de puntillas sobre el asunto, como si no fuera con él una acusación tan grave, pero más tarde o más temprano tendremos que saber la verdad. ¿O no, Presidente?

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