El hombre de las Tabernas

El hombre de las Tabernas (Tabernas 22, se entiende) gusta de vivir junto al mar, aunque sea fuera del propio ayuntamie
El hombre de las Tabernas
El hombre de las Tabernas (Tabernas 22, se entiende) gusta de vivir junto al mar, aunque sea fuera del propio ayuntamiento que Gobierna. Y para una vez que se acerca a su lugar de trabajo, todo el mundo se mete con su nueva cueva. ¡Mecachis! Sí que es mala suerte, hombre.

Debo advertir, antes de nada, que, personalmente, y aunque no comparto muchas de sus ideas, el hombre de las Tabernas no me cae mal, que conste. Además, coincido con Pepe Blanco (quien, por cierto, debe haber sufrido un grave ataque de amnesia, pues ante los periodistas en Lugo dijo desconocer los detalles de este caso… sí… ya…) en que es (o, más bien, ha sido) un destacado alcalde, que ha hecho cosas de cierto mérito por su ciudad y ha sido un tipo coherente con su particularísima forma de pensar (que no con la de su partido, de la que dista bastante), aunque, como buena parte de la ciudadanía, me quedan muchas dudas sobre su actuación en este caso después de escuchar atentamente sus explicaciones.

Mucha suerte encontrar una casita tan mona y tan bien de precio y tan fácil de arreglar ¿no?. ¿Cómo se enteró de que existía esa casa en venta? ¿Porqué la ONCE no se la vendió al comprador que ya la tenía apalabrada? ¿Es casualidad que poco después la ONCE recibiera un polémico permiso para su nueva sede?

Si los cálculos del diario La Opinión son correctos (en 1997 compró por 130 millones de pesetas una casa que ahora costaría más de mil millones), el hombre de las Tabernas es un crack en cualquier caso, porque o sabe comprar casas bastante por debajo de su precio de mercado, o ha consentido que en su ciudad la especulación inmobiliaria alcance tal salvajismo que los pisos multiplican por 10 su valor en ocho años, hasta el punto que ni él mismo sería capaz de comprar hoy en día una casa como la que tiene (¿o es que sí puede pagar mil millones de pesetas por un inmueble?).

Ante tanta duda, ya hay quien le come la oreja a Lendoiro para que fiche al hombre de las Tabernas para el Deportivo, por eso de que sabe dar pelotazos como nadie (perdón por el chiste malo. No es mío, pero no he podido resistirme).

Es cierto que el hombre de las Tabernas lleva tanto tiempo asido a su cetro que es muy posible que haya perdido una pizca de contacto con la realidad, pero tal cantidad de irregularidades como las que se le imputan a su nueva cueva al borde del mar sólo podría ser fruto de una cierta torpeza, y este no es el caso. Por lo que se ha visto, el hombre de las Tabernas tiene bastante atado todo el tema. Por eso da explicaciones en un salón de plenos y no en un juzgado.

Sin embargo, sorprende el tono crispado con el que el hombre de las Tabernas ha acometido este asunto, dejando a un lado sus mejores armas (la lengua y el ingenio) para usar el garrote puro y duro contra sus interlocutores. Incluso esgrimió a su familia como argumento político, un gesto muy poco elegante y totalmente impropio de su proceder habitual.

Para más INRI, apareció Touriño para echarle un capote (el sutil juego de palabras de Touriño y el capote es aún peor que el otro pero, bueno, es mío, es lo que hay). El líder del PSOE gallego vino a decir que este furibundo ataque del PP (y, ¡ojo!, mentó sólo al PP; del BNG, ni mu) se debe a que aún no han asimilado su derrota en las generales y todo ese bla, bla, bla que usan los socialistas para referirse a los bastiones del aznarismo, que tanta gloria lleven como paz dejan. Y nos preguntamos (así, en plural mayestático) qué tienen que ver las churras con las merinas, el tocino con la velocidad o Corcoba con la pandillita del tipo del bigote, que una cosa es el 11 M, otra, el 14 M y otra muy, pero que muy distinta, el 22 T (léase, el 22 de la calle Tabernas).

Se conoce que el PSOE utilizará este caso como hacía en Kung Fu el "Pequeño Saltamontes", que usaba el impulso de sus atacantes para tumbarlos. O sea, que dirán "mira que malos los del PP que agreden a este pobre hombre con política-basura" y contarán con eso para que los simpatizantes del señor alcalde, muchos de los cuales votan en las autonómicas al PP, se abstengan de hacerlo en esta ocasión como castigo por la ruindad del vil Corcoba malo, malo y malo.

Mira por donde va a ser que tanta crispación no es gratuita. Fíjate. Va a ser que ya estamos en campaña, una campaña en la que al BNG seguro que no le viene mal airear las puntos oscuros de determinados feudos socialistas, al PPdeG seguro que también le gustaría empañar la imagen los barones del PSOE gallego, y al PSOE seguro que le conviene restarle todo el crédito que pueda al PPdeG.

O sea, una campaña bastante tabernícola.