Si Gayoso tiende la mano, Feijóo se calmará

Una vez que Alberto Núñez Feijóo decidió apostar por la fusión de las cajas gallegas
Si Gayoso tiende la mano, Feijóo se calmará

Una vez que Alberto Núñez Feijóo decidió apostar por la fusión de las cajas gallegas y que Julio Gayoso le plantó cara, al joven presidente de Galicia le entraron ganas de darle un buen escarmiento al veterano dirigente de Caixanova. Y no encontró mejor remedio que cambiar a toda prisa la llamada Lei de Caixas para fijar un tope edad que dejaría fuera de juego al financiero vigués. Y en esas está, a vueltas con el BNG, partidario a su vez de aprovechar la ocasión para jubilar por el mismo precio a José Luis Méndez. Es lo que explica el juego que se traen populares y nacionalistas sobre si fijan en 70 o en 65 años el tope de edad para poder seguir mandando en las cajas.

En el fondo, Feijóo es consciente de que está haciendo un papelón, pero no sabe muy bien cómo salir del lío en que se ha metido, al legislar poco menos que pensando en una o dos personas. En el Banco de España, donde pueden entender otros mensajes, como las advertencias de la conselleira de Facenda –ya avanzadas por Xornal de Galicia–, esto de ahora les parece, en cambio, muy heavy, hasta el punto de que no descartan nada para impedir –a su manera– una legislación tan intervencionista que, por si fuese poco, va contra el hombre que mantuvo el tipo en defensa de su línea estratégica, contraria a la fusión gallega. A Feijóo le vendría como anillo al dedo un guiño de Gayoso, que a su vez se debate entre irse para casa o salvar los muebles de la entidad financiera que él trajo hasta aquí, a base de mucho esfuerzo personal.

Atento a estas jugadas poco o nada transparentes, disfrazadas de grandilocuentes palabras para la galería, está el socialista ‘Pachi’ Vázquez, que tiene también una misión imposible: contentar a los suyos de Madrid, que a veces no entienden nada de lo que pasa en Galicia –sobre todo los del Banco de España–; satisfacer a los alcaldes de las grandes ciudades, empezando por Abel Caballero, a quien la fusión le viene de cine para arrinconar a Corina, y mantener a raya a su gran adversario, Alberto Núñez Feijóo, a riesgo de convertirse en su ayudante involuntario. Acaso esto último esté resultando lo más asequible para el líder socialista, al haber asumido el papel de hombre sensato, contrario a la fast food parlamentaria.

¿Qué es lo que puede pasar ahora? Teóricamente, de todo. En la práctica, seguramente menos cosas de las que algunos creen. Es improbable, por ejemplo, que Feijóo se eche atrás si Gayoso no mueve ninguna ficha, pero es muy posible que deje al BNG en la estacada si el hombre fuerte de Caixanova se aviene a algún acuerdo, el que sea, con tal de avanzar un poco en la fusión con Caixa Galicia. ¿De qué se olvidan todos? Pues de lo más importante: el estado financiero de las cajas. Los políticos autonómicos se han metido a legislar con tal pasión en el mundo financiero gallego, para repartirse el botín entre ellos, que pasan olímpicamente del problema real, que no es grave, sino gravísimo. Menudo espectáculo que están dando. Las contradicciones del PP, según hablen los de Madrid o los de Galicia, son de caballo, porque los primeros dicen todo lo contrario de lo que pregonan los segundos, en una maniobra de distracción que no presagia nada bueno. El papel del PSOE también se las trae; máxime si consideramos que el gobernador del Banco de España ya no es un señor independiente que regula el sector, sino un socialista que lo interviene, por cierto sin pensar para nada en Galicia. Y la entusiasta postura del BNG, por muy buena intención que tenga, corre el riesgo de ser manejada a su antojo por el Partido Popular.

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