La fusión de las caixas ya está en el horno...

Feijóo, entre los presidentes de Caixanova y Caixa Galicia.
Feijóo, entre los presidentes de Caixanova y Caixa Galicia.
Quiere esto decir que si hay fusión se caería el plan B, con Caja Madrid al otro lado de la mesa.
La fusión de las caixas ya está en el horno...

Si salen los números, lo lógico es que salga la fusión. De lo contrario, sería poco menos que imposible vender la no fusión. La hoja de ruta sigue siendo más o menos la misma ya avanzada por Xornal de Galicia para el supuesto de que haya fusión: un buen adelgazamiento de la resultante para hacerla viable, una gobernanza a propuesta de Caixanova pero negociada con Caixa Galicia y un cierto equilibrio territorial entre Vigo y A Coruña, donde también Santiago podría tener su papel. Quiere esto decir que si hay fusión se caería el plan B, con Caja Madrid al otro lado de la mesa, aunque también puede querer decir que Caja Madrid no está para muchas fusiones, sino más bien para arreglar los muchos problemas que heredó el otrora campeón Rodrigo Rato, cada día que pasa más discreto.

La quinta comunidad autónoma por PIB aspiraría así a tener la quinta caja de ahorros de España, aunque quizá sea pronto para certificar ese puesto en el ránking, a la espera de conocerse su venta de activos y la dimensión que alcancen otras cajas una vez culminado el proceso de fusiones y de alianzas. La venta de hasta 300 oficinas, se supone que de Caixa Galicia ¿al Santander?, está entre las claves del adelgazamiento, del mismo modo que la aportación de capital del FROB, cuya cifra final se acomoda también al número de despidos necesarios. Si el Banco de España bendice la operación, como parece que quiere hacer ahora en función de sus propios intereses estratégicos –la galleguidad, no nos engañemos, se la trae floja a los de Cibeles–, los deberes serían solo gallegos. Por un lado, queda la llamada gobernanza –léase quién mandará aquí– y, por otro, el no menos vidrioso asunto de las sedes, ya que la falta de una gran ciudad de referencia para toda Galicia da lugar a las más variopintas combinaciones.

Julio Gayoso seguirá, quiere ser presidente de la posible caja resultante y nadie se lo va a impedir –ni siquiera el presidente Feijóo–, José Luis Méndez, el hombre que hizo grande Caixa Galicia, se lo está pensando, y sus delfines tienen todos los boletos para continuar, de modo que José Luis Pego parece ser el hombre llamado a dirigir junto a Javier García de Paredes, la figura emergente de Caixa Galicia.

Si el Banco de España reconduce las diferencias latentes, que puede hacerlo, veríamos el final del túnel, de tal modo que terminarían por ser conciliables los intereses del PP y del PSOE, ante el aplauso del BNG, sin duda el más entregado a esta fusión tan complicada. El papel del PSOE y de todo lo que significa el PSOE en Madrid y en Galicia es ahora decisivo, como también sabe Feijóo, quien está cada día más cerca de aplaudir un modelo de fusión que no era precisamente el suyo pero que bien maquillado puede servirle; en definitiva, no todo el mundo lee la letra pequeña.

La expectación es máxima, sobre todo en A Coruña, la sede de Caixa Galicia, que juega al empate. La ciudad de Vigo, en cambio, acude más tranquila a la cita final. Si hay fusión se intuye ganadora, tras empezar el partido a disgusto –¿recuerdan la manifestación contra la fusión?–, y si no la hay, seguirá el camino que ya tenía previsto.

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