Fraga, Galicia y España

La cumbre de presidentes autonómicos ha sido un éxito, ampliamente reconocido, a pesar de su insuficiente
Fraga, Galicia y España
La cumbre de presidentes autonómicos ha sido un éxito, ampliamente reconocido, a pesar de su insuficiente contenido. Los más críticos reducen la conferencia a una foto, pero aunque sólo fuese una foto, también sería importante, ya que jamás se habían retratado, juntos, el presidente del Gobierno y los de todas las comunidades autónomas. Por increíble que parezca es algo sin precedentes en los 25 años transcurridos desde los primeros estatutos de autonomía, entre ellos el de Galicia.

Todos pueden felicitarse: tanto el presidente Rodríguez Zapatero, que soportó pacientemente la sorna política del PP, como los propios presidentes, que en general asumieron su condición de representantes de unos territorios que también son Estado. Desde Galicia, merece una mención especial el papel del presidente Manuel Fraga. Por dos razones: una, porque lleva muchos años contribuyendo a alimentar la idea finalmente plasmada por Zapatero de reunir a todos los presidentes autonómicos, y dos, porque el presidente de la Xunta ha frenado en seco la intención del PP de deslucir la Conferencia de Presidentes. Génova no logró que su propuesta sobre el modelo de Estado fuera un instrumento para boicotear la reunión.

Sería con todo una ingenuidad política pensar que esta conferencia es el final de algún camino. Sólo es el comienzo de una etapa --a estos efectos, una segunda transición-- en la que España va a definir cómo quiere ser, de modo que todos nos sintamos cómodos en el marco del Estado. Si las avanzadas ideas de Maragall en el plano autonómico sirven para encontrarse en el camino con Ibarretxe, el futuro de España será mucho mejor. La confrontación no debería volver a abrirse.

¿Hay razones para el optimismo? Es verdad que todo está muy complicado y que será muy difícil de resolver la cuestión vasca, pero si miramos por el retrovisor podremos recordar que al comienzo de la transición había posturas aún más encontradas que las de hoy en día, y que finalmente todo se fue encajando.