Escándalo solapado
Fuera de Galicia pasa inadvertido que los muertos voten en Galicia. ¿Se imagina alguien que sucediera eso en Cata
Fuera de Galicia pasa inadvertido que los muertos voten en Galicia. ¿Se imagina alguien que sucediera eso en Cataluña? ¿O que unas generales dependiesen del voto exterior?
La emigración masiva de gallegos en el siglo pasado asentó importantes colonias en países como Argentina, Uruguay, Venezuela, Brasil, México o Cuba, y también en algunos europeos, como Suiza. El voto de la emigración, que siempre es importante y valioso pero no determinante en el conjunto de España, sigue sujeto a una regulación que hace posible que puedan votar los muertos y que unas personas puedan votar por otras. Incluso es posible que se puedan manipular las sacas de correos, ya que este servicio no es oficial ni está plenamente garantizado en algunos países, sobre todo de América Latina.
Hasta ahora se han ido conociendo casos realmente impropios de una democracia occidental pero que se han terminado convirtiendo en anécdotas, al no influir en el resultado final. Suele ser habitual también que el partido del Gobierno gane en la emigración.
El problema tiene fácil solución: colocar urnas en embajadas y consulados y convocar a los emigrantes españoles a que voten como se vota en España, con el DNI en la mano. Es más costoso que el sistema actual pero es democrático, mientras que hoy por hoy es posible el fraude, como ya ha demostrado el diario Xornal de Galicia, donde ayer podía leerse a toda página que una mujer muerta hace seis años votó en 2008. ¿Qué es lo que sucede en Galicia? La verdad, todo un escándalo, que pasa inadvertido en el resto de España, ya que en términos cuantitativos el problema de Galicia no es extrapolable a otras comunidades. Si lo fuese, ¿se imagina alguien que sucediera eso mismo en Cataluña? ¿O que unas elecciones generales dependiesen del voto exterior, sin garantías democráticas?
Resulta que en Galicia habrá elecciones el 1 de marzo y que van a poder votar más personas que en alguna de sus provincias, lo que puede dar idea de la dimensión y del peso del voto de la emigración. PSOE y PP llevan ya un tiempo respaldando la iniciativa de los nacionalistas de aprobar el voto en urna, pero el tiempo ha ido pasando sin que se pasase de la retórica a los hechos. En el fondo, todos tienen sus intereses, ya que el voto de los emigrantes se lo reparten PSOE y PP, mientras que el BNG apenas pesca en ese caladero.
La Junta Electoral ha paliado un poco el problema al exigir a los emigrantes que adjunten con sus papeletas fotocopias del DNI o del pasaporte, lo cual ha dado pie a una petición de aclaración del PSOE, que fue rechazada. Estamos ante una de las grandes carencias de la democracia, ya que está en juego un derecho fundamental como el del voto. Pero en Galicia ya es posible, al menos teóricamente, que desde Argentina y otros países puedan elegir al alcalde de un pueblo donde los que votan jamás han estado. Solo eso admite una revisión, y mucho más con ilegalidades de por medio. Ahora, por si algo faltaba, el voto descontrolado de la emigración puede influir en el resultado de las elecciones autonómicas. Todo un escándalo solapado.
La emigración masiva de gallegos en el siglo pasado asentó importantes colonias en países como Argentina, Uruguay, Venezuela, Brasil, México o Cuba, y también en algunos europeos, como Suiza. El voto de la emigración, que siempre es importante y valioso pero no determinante en el conjunto de España, sigue sujeto a una regulación que hace posible que puedan votar los muertos y que unas personas puedan votar por otras. Incluso es posible que se puedan manipular las sacas de correos, ya que este servicio no es oficial ni está plenamente garantizado en algunos países, sobre todo de América Latina.
Hasta ahora se han ido conociendo casos realmente impropios de una democracia occidental pero que se han terminado convirtiendo en anécdotas, al no influir en el resultado final. Suele ser habitual también que el partido del Gobierno gane en la emigración.
El problema tiene fácil solución: colocar urnas en embajadas y consulados y convocar a los emigrantes españoles a que voten como se vota en España, con el DNI en la mano. Es más costoso que el sistema actual pero es democrático, mientras que hoy por hoy es posible el fraude, como ya ha demostrado el diario Xornal de Galicia, donde ayer podía leerse a toda página que una mujer muerta hace seis años votó en 2008. ¿Qué es lo que sucede en Galicia? La verdad, todo un escándalo, que pasa inadvertido en el resto de España, ya que en términos cuantitativos el problema de Galicia no es extrapolable a otras comunidades. Si lo fuese, ¿se imagina alguien que sucediera eso mismo en Cataluña? ¿O que unas elecciones generales dependiesen del voto exterior, sin garantías democráticas?
Resulta que en Galicia habrá elecciones el 1 de marzo y que van a poder votar más personas que en alguna de sus provincias, lo que puede dar idea de la dimensión y del peso del voto de la emigración. PSOE y PP llevan ya un tiempo respaldando la iniciativa de los nacionalistas de aprobar el voto en urna, pero el tiempo ha ido pasando sin que se pasase de la retórica a los hechos. En el fondo, todos tienen sus intereses, ya que el voto de los emigrantes se lo reparten PSOE y PP, mientras que el BNG apenas pesca en ese caladero.
La Junta Electoral ha paliado un poco el problema al exigir a los emigrantes que adjunten con sus papeletas fotocopias del DNI o del pasaporte, lo cual ha dado pie a una petición de aclaración del PSOE, que fue rechazada. Estamos ante una de las grandes carencias de la democracia, ya que está en juego un derecho fundamental como el del voto. Pero en Galicia ya es posible, al menos teóricamente, que desde Argentina y otros países puedan elegir al alcalde de un pueblo donde los que votan jamás han estado. Solo eso admite una revisión, y mucho más con ilegalidades de por medio. Ahora, por si algo faltaba, el voto descontrolado de la emigración puede influir en el resultado de las elecciones autonómicas. Todo un escándalo solapado.
