La clave está en la pasta

Nación o no nación, sea o no sea, se ponga donde se ponga en el nuevo Estatuto de Cataluña, es un p
La clave está en la pasta
Nación o no nación, sea o no sea, se ponga donde se ponga en el nuevo Estatuto de Cataluña, es un problema que puede dar un cierto juego electoralista, pero visto con perspectiva, probablemente tendrá un significado parecido al que tiene el Reino de Navarra, que, por cierto, es reino como España y a nadie le incomoda. La clave tampoco va a estar en si un aeropuerto depende de un director general de Madrid o de un conseller catalán, ya que cualquiera de los dos intentará hacer bien su trabajo.

Salta a la vista, y cada día más, donde va a estar la clave del Estatut: en la pasta. Y para disgusto del joven presidente Zapatero, que ya cree haber hecho los deberes, aquí sí que hay tela que cortar. A día de hoy, por mucho que hayan pactado en secreto ZP y Artur Mas y por mucho que hayan debatido Solbes y Castells, es materialmente imposible que alguien sepa cómo va a quedar la financiación autonómica, ya que falta la clave esencial: conocer el mecanismo de nivelación entre comunidades, lo cual sólo podrá saberse cuando Solbes se siente a la mesa con todas ellas.

El acuerdo aumentará la autonomía tributaria de la Generalitat y, con el tiempo, irá generalizándose a las demás autonomías, a costa del Estado, lo cual tiene su lógica, en la medida en que éste gestiona cada vez menos cosas. El porcentaje de participación en el IRPF y en el IVA subirá al 50% y el de los impuestos especiales, al 58%. Además, aumentarán las competencias normativas sobre el IRPF y se aplicarán a la fase minorista del IVA y a los impuestos especiales, competencia que hoy no es autonómica. Sólo queda igual el impuesto de sociedades, en manos del Estado. De todo ello se deriva que no será irrelevante ni el esfuerzo fiscal ni la gestión de los impuestos, algo que las autonomías compartirán con la Agencia Tributaria, camino de una ventanilla única. Si Rajoy es listo, ganará más trabajando a fondo en hacer bien estos deberes -en toda España- que en seguir, erre que erre, hablando de naciones, que no de reinos.