Catástrofes y tragedias

Dijo el poeta (y si no lo dijo él, lo digo yo) que Galicia es una mujer con pelo verde como la hierba y ojos azul
Catástrofes y tragedias
Dijo el poeta (y si no lo dijo él, lo digo yo) que Galicia es una mujer con pelo verde como la hierba y ojos azules como el mar. Unos ojos que estos días lloran la muerte de diez hombres enamorados que murieron en brazos de su amor, náufragos en la mirada lánguida de esa mujer de la que hablaba el poeta.

A nosotros, los periodistas, nos toca muchas veces acercarnos a los dramas humanos, como fue en su día el del Prestige o como lo es este del O Bahía. Y es como quien se acerca a una furiosa hoguera. Llegas frío, distante, escéptico, tal vez, pero a medida que te acercas empiezas a entrar en calor y puedes llegar a consumirte en las llamas del suceso.

A nosotros nos ocurrió. Nos quemamos en la hoguera del Prestige hasta que el fuego me arrancó un grito de "Nunca Máis" y nos quemamos ahora en el dolor de unas familias a las que les han arrancado la vida, la alegría, el futuro...

Pero son dramas distintos. El del petrolero invitaba a la acción, a la movilización, a la solidaridad y al trabajo para combatir la desgracia y superarla de manera épica. Había una esperanza al final del drama. En este caso no hay nada que hacer, no hay nada que decir, no hay nada que gritar. Sólo hay un dolor de 80 metros de profundidad.

Ayer escuché en la radio a un comentarista que creo que define muy bien lo que quermos decir. Lo del Prestige fue una catástrofe. Lo del O Bahía, una tragedia.

Desde esta columna vertemos nuestras lágrimas al océano con la esperanza de que mañana amainen las tempestades y el deseo de que los Gobiernos obliguen a extremar aún más las precauciones y las medidas de seguridad en el mar.