Caixa Galicia y Caixanova: fusión a la vista

José Luis Méndez, ex director general de Caixa Galicia.
José Luis Méndez.
Lo razonable es que Feijóo ejerza de presidente y que decida en función de los intereses de Galicia, sabiendo que nada será gratis.
Caixa Galicia y Caixanova: fusión a la vista

Alberto Núñez Feijóo, que hasta hace nada era un buen gestor público, se transformó en líder político en apenas unas semanas y de un día para otro se vio de presidente. Una carrera política realmente impresionante. Y ahí está.

Por lo general, a un presidente suele dársele un tiempo para que se haga con las riendas, pero como él corre tanto para todo, tampoco lo ha tenido. Entre que se metió en líos sin necesidad, como con el falso jaleo del gallego, y que siguió atacando a la Oposición desde el Gobierno, el hombre apenas ha tenido un respiro. Encima ahora le sale el toro de las cajas, que debe lidiar solo, dentro y fuera de un Ejecutivo de bajo perfil político y no digamos económico. El joven presidente pudo haber echado mano de Pachi Vázquez para compartir con el líder socialista un asunto de este calado, pero optó por afrontarlo al más puro estilo Sarkozy. Primera audacia.

Creyéndose que es realmente un presidente de verdad, tampoco se puso con las cajas el primer día, delegando en su equipo, pero no tardó mucho en percatarse de que su conselleira de Facenda tiene muchas virtudes pero no tablas suficientes para menesteres de este tipo. Una cosa es pedir que te hagan unos folios a la medida del cliente, otra hacer declaraciones a la prensa y otra gobernar, mandando. Pero como los días fueron pasando y esto de la fusión de las cajas tiene su tiempo tasado, resulta que ahora vienen las prisas, porque hay que tomar decisiones, a riesgo de que el Banco de España actúe por libre.

Feijóo tiene que decidir entre forzar la fusión de Caixanova con Caixa Galicia, a lo que se opone en firme la primera; promover una alianza entre ambas o dejarles que se alíen con otras cajas de fuera, con el riesgo de que Galicia se quede sin ninguna de las dos. Y claro, si Rajoy cayese mañana al frente del PP y desde Madrid le aclamasen como nuevo líder, a la vista de su vertiginosa carrera, Feijóo podría echar balones fuera, pero como parece que esto del Gürtel y Mariano aún va para largo, no va a tener más remedio que ejercer de presidente de Galicia, con todo lo que ello supone. ¿Quiere eso decir que Gayoso no tiene razón y que debe invitarle –¿se dice así?–a reconsiderar su negativa para que vaya de la mano con Méndez con la fórmula que sea? No exactamente, porque el veterano presidente de Caixanova también tiene sus razones objetivas y, sobre todo, sus temores ante ciertas cosas que desde A Coruña se han hecho mal, con La Voz de Galicia dándole indicaciones al propio presidente. Pero con ser todo ello cierto, lo que está en juego supera con creces los enredos de esta política gallega localista, impropia de un país moderno. Lo razonable es que Feijóo ejerza de presidente y que decida en función de los intereses de Galicia, sabiendo que nada será gratis.

Si sabe pactar a tiempo con el Banco de España y con el Ministerio de Economía –léase el PSOE–, Feijóo no solo diluirá sus responsabilidades, sino que podrá cerrar un acuerdo que no le haga pasar a la historia de Galicia como un presidente que prometía mucho y que se hundió de repente en un problema de otros. Por el bien de Galicia, ojalá acierte.

> POSTDATA: La banca se ríe

Aprovechando la crisis financiera, el Banco de España va camino de poner coto a las cajas de ahorros. Todo lo que ganaron a pulso amparadas por la política del vicepresidente Fuentes Quintana en la Transición, corren el riesgo de perderlo ahora. Es lógico que la banca se ría de lo que pasa en España. ¿O acaso no tiene gracia que aquí nos estén vendiendo la moto de que Caixa Galicia y Caixanova se tienen que fusionar porque tienen problemas, mientras del Banco Pastor no nos dicen nada? A veces da la impresión de que esto del FROB es un jarabe para las cajas, porque a los bancos les basta con yogures. Pero bueno, aún dando por válido que las cajas tienen sus cosas y que más vale que se fusionen a tiempo, con ayudas públicas, lo que no deja de ser otra tomadura de pelo es que no se diga claramente que ciertas alianzas suponen la creación de bancos y no de cajas, que a lo sumo podrían mantener sus fundaciones. Traducido: que nos podemos quedar sin cajas de ahorros.

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