El asalto a las cajas hará historia

En España existen cajas de ahorros desde hace mucho tiempo, las hay centenarias, pero grandes cajas solo las hay
El asalto a las cajas hará historia

En España existen cajas de ahorros desde hace mucho tiempo, las hay centenarias, pero grandes cajas solo las hay desde la democracia, gracias a las reformas legislativas impulsadas por el profesor Fuentes Quintana, en sus tiempos de vicepresidente del Gobierno, ya con la UCD, al comienzo de la Transición. El entrañable y sabio profesor no dio puntada sin hilo: en muy poco tiempo, las cajas españolas coparon más del 50% del sector financiero y pusieron en jaque a la banca, que se hizo grande gracias a su expansión exterior, de modo que la primera red doméstica es, por ejemplo, de La Caixa y no del todopoderoso Santander.


Botín es líder, es verdad, pero, por paradójico que resulte, cuando viaja a cualquier parte del país es el ‘número dos’ en el mejor de los casos y a veces ni eso, porque casi siempre hay una caja por delante. Con todos sus errores, que fueron muchos, las cajas supieron crear riqueza en sus territorios, ganaron dinero y con esos beneficios hicieron obra social y cultural. Seguramente pudieron haber hecho más, pero tampoco es poco lo que alcanzaron, tuvieran o no políticos en sus consejos. Pero llegó la crisis inmobiliaria y como quisieron llegar más lejos de lo que podían se quedaron atrapadas en medio de la nada, sin posibilidades inmediatas de recapitalizarse. Fue el momento elegido por la banca para cargárselas, con la colaboración necesaria de los dos principales partidos, el PSOE y el PP. La noticia del siglo, en términos financieros, está servida. Las cajas de ahorros serán privadas en el futuro y los bancos también podrán ser propietarios de cajas; más bien de lo que quede de ellas.


Desde el punto de vista general, es una mala noticia. Una más de esta crisis despiadada en la que España parece que no puede hacer otra cosa que acatar órdenes que le llegan de Alemania, donde por cierto sí conservan las cajas de ahorros, muy ligadas a sus territorios y, sobre todo, a su economía productiva. El Gobierno y la Oposición –para una vez que se unen es para mal– se llevarán por delante las cajas de ahorros sin apenas debate público. Cuando pase el tiempo y haya perspectiva, veremos las consecuencias, pero lo más probable es que los territorios más pobres acusarán esta medida con el discurrir de los años. En España hay desigualdades y cuando no haya cajas, habrá más. El profesor Fuentes Quintana lo hizo bien pero se ve que su escuela caló menos de lo que a veces cacarean sus alumnos. Una pena.


Desde el punto de vista de Galicia, estamos ante los mismos riesgos. Está más o menos encauzada una fusión pero no el blindaje de su carácter público, de ahí la importancia del debate que avivan al respecto el nacionalista Guillerme Vázquez y el socialista Pachi Vázquez.


Si es fiel a sus principios, la izquierda no debería ser neutral ante este ataque de la banca y el gran capital a las finanzas del país. Y si finalmente claudica, porque no le queda otra, al menos que sea con condiciones. Una vez más, el profesor Xavier Vence ha aportado desde Xornal de Galicia importantes ideas para el debate.

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