Anxo Quintana pisa fuerte

POCO a poco, el nuevo líder del BNG, Anxo Quintana va abriéndose paso en el complicado escenario de la pol
Anxo Quintana pisa fuerte
POCO a poco, el nuevo líder del BNG, Anxo Quintana va abriéndose paso en el complicado escenario de la política gallega, donde no sólo tiene que competir fuera de casa, sino también preocuparse de que no haya líos en el seno de un BNG que sigue modernizándose a pasos agigantados. Quintana está haciendo los deberes con orden y talento, quizá con más dosis de lo primero que de lo segundo, pero en cualquier caso con buenos resultados. Xosé Manuel Beiras ha demostrado tener visión de la jugada al señalarle como sucesor.

SON varias las asignaturas que Anxo Quintana tiene por delante: mantener el BNG tranquilo y unido, hacerse con un discurso creíble, dotarse de una imagen personal convincente, darse a conocer a la sociedad gallega, hacer alguna escapada destacada fuera de Galicia y, por si fuera poco, mantener alto el listón electoral, ya que por muy bien que haga las cosas personalmente, si después no entran los goles, la afición se le echará encima.

EN marzo, Anxo Quintana tiene una prueba inicial, de la que trata de salir bien parado a base de decir que Galicia --él dice siempre Galiza, lo cual puede confundir a alguna gente-- debe tener fuerza en Madrid para poder condicionar la acción del Gobierno central. El líder del BNG no habla de políticas sociales ni menos aún de la izquierda o del comunismo. A lo sumo, de progresismo.

QUINTANA tiene un discurso formalmente muy cuidado, de tono moderado, que a algunos le resulta tan extraño que les parece propio de un lobo con piel de cordero. Pero el discurso es como el personaje: sensato, joven, muy gallego, con ganas de trabajar por el país... Como siga así puede triunfar sin salir de Galicia, lo cual no es nada fácil en esta tierra.

DE momento, incluso sus adversarios de la derecha y los medios de comunicación oficialistas tienen que reconocerle a Anxo Quintana ciertos aspectos positivos de sus formas y de su fondo. Pesa, en cambio, sobre él la crisis municipal de Vigo y nadie sabe a ciencia cierta si de aquí a las autonómicas del 2005 será capaz de reconstruir los puentes con el PSOE. Y no precisamente porque le apetezca hacerse ingeniero, sino porque, sin los socialistas, el BNG seguirá, cuatro años más, en la oposición. A él puede que le dé igual, ya que es muy joven, pero a quienes lo auparon al liderazgo del Bloque les habrá pasado el sol por la puerta. Y el medio plazo en política no depende tanto de la estrategia como de la edad de quien lo diseña.