Inteligencia artificial

Todo empezó con el Dr. Frankenstein y su monstruo. Y si usted no sabe de lo que estoy hablando, búsquese la novela de Mary Shelley y léasela. Pero le puedo adelantar que el temita de la inteligencia artificial ha estado dando vueltas desde hace más de 200 años. Así que, ¿por qué ha de sorprendernos que hoy día la artificial intelligence esté presente en todas partes? La encontramos en los teléfonos, en los autos y hasta en los electrodomésticos. Ya no nos sorprende que le hablemos a Alexa, o a Siri, y nos responda. No nos sorprende, incluso, que Siri o Alexa sepan más y sean más educadas que nosotros. Pero, así y todo, somos felices.

Hace unos días me enteré de que Facebook tuvo que desconectar a dos robots que se pusieron a parlotear entre ellos en un lenguaje que resultaba incomprensible para los humanos. Vaya, lo mismo que cuando mis hermanas no querían que me enterara de lo que hablaban entre sí y decían, “¡Chi-es chi-te chi-chi chi-qui chi-llo chi-no chi-de chi-ja chi-de chi-fas chi-ti chi-diar chi-un chi-mi chi-nu chi-to!”. Y tenían razón, porque yo de pequeño era insoportable. Me enfurecía muchísimo con aquellas jerigonzas, pero mis hermanas se divertían de lo lindo. Como ahora nosotros, a pesar de que los dos robots conversadores de Facebook parecen ser el preludio de lo que puede llegar a pasar en el futuro. A Space Odyssey y Terminator están a la vuelta de la esquina. Pero, así y todo, somos felices.

Cada día tenemos más inteligencia artificial y, también cada día, nos dejamos mangonear más por los aparaticos que hemos inventado. ¿Será que en la medida en que hay más inteligencia artificial, tenemos menos inteligencia natural? ¿Nos convertiremos en los esclavos de las Siris y Alexas futuras? ¿No lo somos ya? 

Pero, así y todo, seguimos siendo felices.

Mientras tanto, Mary Shelley debe estar dando vueltas en su tumba, preguntándose, ¿es que no aprenden...? @mundiario