¿Por qué hay que ver Euphoria?

Euphoria. / HBO
Euphoria. / HBO
Un reparto de treintañeros que simulan ser adolescentes, pero que, a mí no me engañan,  les ha crecido pelo ya en la cuevita del amor y en los kinders.
¿Por qué hay que ver Euphoria?

Si eres de los que moría por los rockabillies de Sensación de vivir y por los pijos que jugaban a artistas del hambre en Melrose Place, Euphoria es tu serie. Solo tienes que añadirle porros, coca por Doritos, el yate de Luis Medina, los chalés de Pablo Iglesias, mucha inteligencia emocional, y ahí lo tienes.

Traumas para aburrir y Bukowski para adolescentes metido en vena. Un reparto de treintañeros que simulan ser adolescentes, pero que, a mí no me engañan,  les ha crecido pelo ya en la cuevita del amor y en los kinders. Lo mejor y lo peor de esta serie es que todo es extremo, tan extremo y desatinado que, en la segunda temporada, los propios personajes montan una obra de teatro para aportar algo de lógica a tanta angustia existencial. Martin Heidegger, Sartre y Hermano Mayor no pondrían pega a ser sus padrinos de confirmación. Eso sí, la serie cae en topicazos que salvan, sin embargo, las estupendas fotografía y dirección artística. ¿Qué topicazos? Las rubias son tontas, los negros siempre trafican con drogas, los blancos solitarios acaban encañonando armas después de amar el cine demasiado, los ricos también lloran y las cheerleaders son psicópatas vestidas de Michael Kors.

Lo de Zendaya es punto y aparte. Un talento innato. Un prodigio en la versatilidad y una interpretación que supera las expectativas de una serie, a la que la iconocidad, la industria y el ingenio de la actriz de Malcom y Marie va a convertir en un referente cinematográfico de una Generación Z, esto es, quinceañeros adictos a las cuentas candado del Xocas, a la moda insípida de DESIGUAL y al MONSTER, una generación más perdida que Rosalía con su nuevo disco. Que sí, que veas la serie, cullons. @ManuelGarciaOri

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