Situación tecnológica de Galicia: la tecnología que no multiplica

Empresas tecnológicas en Oleiros (A Coruña). / Mundiario
Empresas tecnológicas en Oleiros (A Coruña). / Mundiario

Resulta evidente que en Galicia hay profesionales, conocimiento y capacidades para trabajar en el ámbito tecnológico, pero no somos capaces, salvo excepciones, de crear productos globales basados en tecnología puntera e innovadora.

Situación tecnológica de Galicia: la tecnología que no multiplica

La tecnología es, según el consenso general, una palanca para el desarrollo de una sociedad, tanto social como económicamente. No obstante, esta afirmación tiene algunos matices en los que debemos profundizar, ya que puede generar percepciones falsas del papel de la tecnología en la sociedad actual.

Según la RAE, tecnología es el “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico” en su acepción primera y más adecuada al ámbito del que estamos hablando. Por tanto, la tecnología es una implementación práctica de incorporación de conocimiento nuevo para una mejora relevante. Pongo de manifiesto esto porque en muchas ocasiones estamos utilizando el término tecnología en un sentido más generalista, pero la que realmente supone una palanca de crecimiento social y económico es aquella que proviene de la ciencia. En consecuencia, ciencia y tecnología están íntimamente relacionadas, siendo ésta última resultado del proceso científico.

¿Cómo está Galicia tecnológicamente hablando? Podemos enfocar el tema desde dos puntos de vista: la creación de la tecnología y la utilización de la tecnología.

Si preguntamos a un observador externo e independiente si Galicia es un referente en el ámbito tecnológico nos responderá con un no de manera rotunda, pero es cierto que hay que ponderar esta afirmación. La tecnología se comporta como un elemento globalizador compitiendo y/o trabajando en red en todo el mundo, con lo que parece obvio que desde una perspectiva estadístico poblacional, Galicia no es un referente. 

No obstante, es justo reconocer que existen instituciones en Galicia que están llevando a cabo un gran trabajo en la producción científica de universidades y centros de investigación. Digamos que esta producción científica podría estar por encima del lugar que nos correspondería por nivel poblacional, por la inversión pública y privada en este ámbito. Se está produciendo conocimiento científico a la heroica, o lo que podría decirse “por encima de nuestras posibilidades”, lo que se debe al esfuerzo de una comunidad científica con más talento que apoyo.

Hay datos que apoyan esta afirmación como son las buenas posiciones relativas de las universidades gallegas en el ámbito de las TIC en producción científica, publicaciones y citas recibidas, que son 3 métricas muy utilizadas para medir el nivel científico. En el caso del ámbito TIC, por ejemplo, destaca la Universidad de Vigo, pero haciendo este análisis en otros sectores saldrían otros centros del SUG, por ejemplo, la Universidad de Santiago en el ámbito Biotech. Por tanto, asumamos como cierto que se genera conocimiento, pero ¿se está llevando este conocimiento a la sociedad?

Hay muchas maneras de trasladar el conocimiento a la sociedad a través de la maduración tecnológica (lo que se conoce con las siglas TRL creadas por la NASA en los años 70), pero quizá podemos simplificarlo en dos conceptos según el aporte de valor añadido: productos (alto valor añadido) y proyectos/servicios (bajo valor añadido). Por una parte, la generación de tecnología propia con una aplicación replicable de una propuesta cerrada y, por otra, la utilización de las tecnologías, generalmente desarrolladas por otros, para su implantación en casos de uso o situaciones concretas.

En un análisis de los datos generados por uno de los sectores, tomamos de nuevo el sector TIC, podemos sacar algunas conclusiones que nos podrán valer para generalizar un comportamiento del ámbito tecnológico en Galicia en los últimos diez años. Así pues, observamos que en este sector se ha incrementado la facturación de las empresas en este período en un 20%, además de un incremento en el empleo en torno a un 25%. También las exportaciones se han incrementado en valor absoluto, aunque porcentualmente poco significativas, siendo el 73% de la facturación destinado al negocio regional y un 19%, al estatal.

Estos datos de incremento chocan con un otro relevante que podemos añadir, y es que, a pesar del aumento de la facturación, el Valor Añadido Neto ha caído un 23%. Estas cifras reflejan que hay una actividad importante en el ámbito TIC, pero que es muy intensiva en personas (en “mano de obra”) y muy poco replicable. 

Estamos ante un entorno basado en servicios de tecnología que desarrollan otros, que no crea productos replicables que permitan escalabilidad, rentabilidad, exportación y, por tanto, reinversión y efecto multiplicador. 

La buena noticia es que hay un ámbito con buenos profesionales, bien preparados, capaces de desarrollar servicios y proyectos de calidad y relevancia. Pero esta buena noticia lleva implícita la penitencia de que estos servicios se dimensionan de una manera lineal al esfuerzo incorporado (horas hombre) en que la ventaja competitiva se traslada al cliente de este servicio y no hace diferenciales a las empresas frente a otras que tengan capacidad de atracción del talento. Además de la imposibilidad de encontrar sinergias por el aumento de volumen, exige una mayor inversión en formar a los profesionales en beneficio de los clientes finales.

Las causas que parecen estar provocando esta situación, en mi opinión, podrían resumirse en dos. Por un lado, la modesta apuesta por la transferencia de conocimiento al tejido empresarial y a la sociedad en general. Salvo algunas excepciones, no hay una verdadera cultura de inversión en riesgo en Galicia apoyando proyectos grandes basados en tecnología de largo recorrido. Cabe recordar que este riesgo es asumido en nombre de una rentabilidad esperada mucho mayor. Por otro lado, las administraciones tendrían que facilitar que se produjera este cambio en la cultura de la inversión, incentivando este tipo de apuestas, ayudando a amortiguar el riesgo y generando tejido arraigado en la comunidad.

Resulta evidente que en Galicia hay profesionales, conocimiento y capacidades para trabajar en el ámbito tecnológico, pero no somos capaces, salvo excepciones, de crear productos globales basados en tecnología puntera e innovadora que nos permitan el efecto multiplicador de estos, lo cual nos puede hacer perder la estela del avance tecnológico incrementando la brecha que ya se da en algunos ámbitos. @mundiario

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