Mientras en España Feijóo y Mañueco callan, en EE UU hablan las armas

Toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco. / @Idiazayuso
Toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco. / @Idiazayuso
El Partido Popular intenta escurrir el bulto de una fechoría que ha cometido: la de haber introducido a la extrema derecha en los Gobiernos de comunidades autónomas.
Mientras en España Feijóo y Mañueco callan, en EE UU hablan las armas

Aún trae cola la destemplada e insólita intervención en las Cortes de Castilla y León del vicepresidente de la Junta (el dirigente de Vox García-Gallardo), arremetiendo contra las leyes más vinculadas a la igualdad y a los derechos de las mujeres, que terminó dirigiéndose de forma insultante a una diputada con discapacidad física, diciéndole: “voy a hablarle como si usted fuera una persona como las demás”.

El presidente de la Junta, Fernández Mañueco, que asistió a ese discurso propagandístico en el más riguroso e impasible silencio, tanto verbal como gestual, se negó a responder a las preguntas de los periodistas, que le pedían que valorara ese discurso de reafirmación ultraderechista. Entre ellos, un periodista de La Sexta le hizo seis preguntas seguidas sobre diversas facetas del tema, ante las cuales Mañueco permaneció mudo. Puede ser cierto eso de que “quien calla otorga”, o puede ser un reconocimiento del “error, craso error”, de haber metido a la zorra a cuidar las gallinas castellano-leonesas.

Núñez Feijóo, en el Senado, también se negó explícitamente a pronunciarse sobre la soflama de su aliado ultraderechista, con la excusa de que él estaba allí para hablar de su cargo de senador. Como si un senador no tuviera obligación de pronunciarse políticamente.

Da la impresión de que el Partido Popular intenta escurrir el bulto de una fechoría que ha cometido. Una fechoría importante, como es la de haber introducido, directa o indirectamente, a la extrema derecha en los Gobiernos de Comunidades Autónomas. Y escurre el bulto, no solamente para no afrontar la responsabilidad de lo hecho, sino para no dificultar sus propias intenciones de volverlo a hacer si logra sumar escaño con Vox para gobernar en Andalucía tras las próximas elecciones.

No hay renovación, ni centrismo, ni moderación. Son sólo promesas, mientras las intenciones son un arma cargada de un pasado aborrecible.

Las que sí hablan son las armas en los Estados Unidos. Sólo en lo que va de semana se han producido dos matanzas contra colectivos de personas inocentes. El gatillo lo apretaron los asesinos protegidos por la famosa segunda enmienda, que podríamos llamar “ley del rifle”, que favorece que cualquiera pueda llevar y usar armas en ese país.

De ese modo se produce en Estados Unidos el 31% de los tiroteos masivos de todo el mundo (mientras su población no pasa del 5% de la población mundial). E igualmente lidera el número de personas muertas por armas de fuego: 20.920 en 2021. En lo que va de 2022 ya se han producido 7.629 muertes violentas por arma de fuego.

Sí ha hablado Biden, y al hacerlo no ha podido más que lamentar esta situación: “estoy harto”, ha dicho. Pero impotente para cambiar las leyes, porque Estados Unidos es un país dividido al 50%, y la derecha republicana impide parlamentariamente cambiar la situación.

¿Es ese bloqueo el que nos espera si seguimos permitiendo que el Partido Popular en España blanquee a la ultraderecha, introduciéndola en sus gobiernos? Ojo, que se empieza con exaltados excesos y aberraciones verbales, como los de García-Gallardo en Castilla y León y Macarena Olona en el Congreso de los Diputados, y se termina remedando el asalto armado al Capitolio, pero aquí en la Carrera de San Jerónimo. Sólo basta que los partidarios de las armas sigan financiando autobuses para fomentar manifestaciones masivas indiscriminadas. @mundiario

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