Fusiones bancarias: la fusión CaixaBank-Bankia y sus repercusiones en Galicia

Caixabank, en Barcelona. / RRSS
Caixabank, en Barcelona. / RR SS

Una fusión como la de Caixabank y Bankia no sigue las pautas marcadas por el BCE de fusiones transfronterizas. Y ello generará la pérdida de empleos, pérdida de competencia y el cierre de oficinas rurales, con la consiguiente exclusión financiera de las personas de menos recursos. En Galicia se agudizan esos problemas.

 

Fusiones bancarias: la fusión CaixaBank-Bankia y sus repercusiones en Galicia

La banca goza de una, quizá, merecida mala imagen. No obstante, por extraño que pueda parecer, hoy en día la banca no es un buen negocio. La práctica totalidad de la banca, y especialmente la española, ha sufrido un espectacular deterioro de sus cotizaciones  bursátiles. Esta caída de las cotizaciones ha sido muy superior a la caída del conjunto de la bolsa española en la que el sector bancario continúa teniendo un peso significativo. La rentabilidad de la banca y la mayoría de sus ratios financieros han experimentado un continuo deterioro durante el último decenio.

Como es bien sabido estas instituciones financieras desarrollan un papel imprescindible en el conjunto de la economía ya que canalizan el ahorro hacia la inversión asignando eficientemente los recursos, son depositarios del ahorro de los particulares, las empresas y las instituciones, y realizan todo tipo de servicios financieros.

Garantizar el desarrollo de estas actividades y salvaguardar el ahorro de los ciudadanos han sido los motivos por los que el Estado se ha visto obligado a aportar, durante la anterior crisis económica, más de 62.000 millones de euros a aquellas instituciones financieras, fundamentalmente Cajas de Ahorro, que se encontraban en situación de quiebra técnica, endeudándose en unos 50.000 millones de euros. Fundamentalmente se ha “salvado” el ahorro de las familias, ya que el Fondo de Garantía de Depósitos era absolutamente insuficiente.

Para evitar que esta situación se pudiese repetir todos los Bancos Centrales, y especialmente el Banco Central Europeo, han obligado a que los bancos tuvieran un mayor coeficiente de Fondos Propios.

Esta mayor exigencia de Fondos Propios, unida a una política económica híper expansiva con tipos de interés muy reducidos (en ocasiones negativos) y especialmente una sobrecapacidad instalada, producto de un rápido cambio tecnológico y organizativo del negocio  que ha dejado de ser intensivo en mano de obra y con una distribución basada en un elevado número de oficinas, han hecho que la banca tenga que acometer importantes y urgentes programas de reestructuración para continuar siendo rentable.

La reducción del número de sucursales y de la plantilla, tanto en oficinas como en servicios centrales, así como la disminución de los gastos generales, son las medidas más significativas para la obligada reestructuración. Una de las formas, que no la única, de llevar a cabo la reducción de oficinas y plantilla es mediante la fusión de entidades. Existen además determinadas ventajas fiscales producto de la integración de balances. En este sentido no deberíamos olvidar que estas ventajas fiscales tienen un significativo coste para el Tesoro Público ya que afloran beneficios económicos que no están sujetos a gravamen.

No deja de ser significativo que repentinamente el BCE y en especial su vicepresidente, hayan realizado continuas declaraciones, y presumiblemente presiones, encaminadas a una rápida fusión de entidades financieras españolas.

El tema tiene un especial alcance e importancia y debería ser acometido con prudencia, mesura y cautela que habitualmente son virtudes de los Bancos Centrales. Curiosamente en este caso no ha sido así.

La fusión de Bankia y CaixaBank dará lugar a una entidad que representa un 31% de los créditos y un 28,4% de los depósitos del sistema financiero español y un porcentaje incluso superior en oficinas y plantillas. Añadiendo el Santander y el BBVA la cuota de mercado conjunta se situaría en alrededor del 75% del mercado. Esta concentración dará  lugar a un oligopolio con una entidad dominante. El grado de oligopolio podría ser mayor si se confirman las muy probables nuevas fusiones. Esta concentración es muy superior a la existente en la gran mayoría de los países de la Unión Europea.

A pesar de las peculiaridades del sistema financiero español y de la necesidad que tiene la banca de reestructurarse y reducir costes, hemos de tener presente que los mercados oligopolistas  no son ni socialmente deseables ni económicamente eficientes y pueden dar lugar a acuerdos colusorios de facto.

El incremento de la concentración bancaria provocará una reducción en el empleo, un menor grado de competencia y como consecuencia del cierre de oficinas especialmente en el ámbito rural, un problema de exclusión financiera de las personas con menos recursos.

Estos “efectos colaterales“ podrían haberse evitado si las fusiones, tal y como reiteradamente ha manifestado el BCE, fuesen “transfronterizas”, es decir, entre bancos de distintos países de la Unión. Sería deseable que obtuviéramos una consistente respuesta a esta pregunta por parte de las autoridades financieras españolas y europeas, así como del Gobierno de la Nación.

La reestructuración supondrá el cierre de unas 1.500 oficinas (el 25% de la red) y la reducción de unos 8.000 empleados (el 15% de la plantilla). El coste de todo ello ascenderá a unos 2.200 millones de euros a los que se hará frente con el exceso de capital originado por las plusvalías de fusión.

Si bien el Barclay´s calcula que la fusión elevaría el beneficio conjunto de ambos bancos en un 18% en el 2022, Moody´s advierte de que la fusión de Bankia y CaixaBank no creará un banco más fuerte y que las ventajas en eficiencia pueden tardar en materializarse y requerir costes de reestructuración significativos, por lo que presumiblemente no tendrá lugar una mejora del rating.

En Galicia el grado de concentración bancaria es incluso superior con un oligopolista dominante ya que Abanca tiene  una cuota del 42,3% en depósitos y del 34,4% en créditos y porcentajes superiores en oficinas y empleados. Santander, después de haber absorbido al Popular y fundamentalmente al Pastor, tiene una cuota global de mercado del 28,9% y  la de CaixaBank es del  9%. Por todo ello los problemas antes mencionados se agudizan apreciablemente en el caso de Galicia. @mundiario

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