Tras la educación digital de emergencia llega la vuelta al aula de emergencia

Un alumno con mascarilla en un aula. / Pixabay
Un alumno con mascarilla en un aula. / Pixabay
España ya es campeona de Europa en fracaso escolar. Y partiendo de este deshonroso puesto los efectos de la pandemia sobre la educación pueden ser escalofriantes.
Tras la educación digital de emergencia llega la vuelta al aula de emergencia

El análisis de la sociedad moderna se realiza mediante ciclos económicos, distintos momentos del estado de la economía. Aunque los análisis económicos son importantes deberíamos preocuparnos por el análisis educativo, incluso desde un punto de vista económico la educación es esencial para corregir los defectos observados en nuestra economía.

La educación es además pilar fundamental en la construcción democrática de la libertad y máximo medio de justicia social. Por ello debe ser pública, gratuita e universal. Todo esto parece evidente pero también fuera del “main-streaming” político e informativo. La pandemia además ha acelerado esta degradación de nuestro sistema educativo público descubriendo sus carencias. Basta recordar que España ya es campeona de Europa en fracaso escolar. Pues partiendo de este deshonroso puesto los efectos de la pandemia sobre la educación pueden ser escalofriantes.

Nuestro país también ha llegado a las semifinales europeas de bajo gasto en educación –4,2% del PIB–, requiriendo un esfuerzo económico que en estos momentos no se encuentra en el mejor de los escenarios.

Por si fuera poco, partimos de un apartheid educativo. Sí, suena fuerte, pero los datos corroboran que el sistema educativo está claramente sesgado en términos de renta. El 93% de los alumnos de rentas bajas están en la enseñanza pública. La enseñanza concertada nutrida con fondos públicos segrega alumnos de forma palmaria en el terreno económico y en el de la inmigración ya que el 78,7 % de los inmigrantes están en la pública. Este ataque directo al principio de equidad se ha visto aumentado con los requisitos de altas calificaciones que ha introducido el plan Bolonia. Que extrañamente ha reducido las plazas en las carreras tecnológicas que son estratégicas para el desarrollo de país. De los 10 primeros centros en las pruebas de ABAU de Galicia 6 son privados.

Sazonándolo todo se encuentra la política, tradicionalmente incapaz de ponerse de acuerdo en educación, y actualmente incapaz de consensuar en ningún tema. Es descorazonador ver que, en una situación tan grave, la lucha de poder esté por delante de las necesidades más esenciales de los ciudadanos.

Y en estas llegó la Covid-19: los alumnos se alejaron de las aulas y quedaron confinados en sus casas ahondando en el apartheid. Los vaivenes de la metodología de tele-enseñanza, empezaron a aparecer en la página web, otras veces el Moodle, otras veces el email, un ejército pesado de pdfs, el caos de una educación digital de emergencia. Sin medios técnicos ni medios familiares de ayuda, los parias educativos perdieron un trimestre completo.

No cabe duda que, después de la educación digital de emergencia, ahora nos introducimos en la vuelta al aula de emergencia. Sin duda esto se evidencia por los cierres de colegios de primaria y la negativa de muchos centros de secundaria a abrir las puertas de un instituto que no está preparado.

La solución: metacrilato y mascarillas. El axioma de stock cero y deslocalización de la industria nos dejará sin metacrilato: en economía tampoco aprendemos. Hay que asumir que la reapertura de las aulas será improvisada y con escaso apoyo. Tenemos que garantizar el funcionamiento seguro de los centros y debemos recuperar el trimestre digital de emergencia. También debemos garantizar la igualdad de condiciones y medios entre centros públicos y concertados. La segregación no se puede concertar. Si los centros no tienen los mismos medios difícilmente podrán ser el espacio de protección de la equidad en la educación.

Necesitamos una nueva ley de educación consensuada, protectora de todo tipo de desequilibrios, incluido el territorial, consensuada políticamente y estructuradora de los nuevos modelos de aprendizaje que están llamando con fuerza a la puerta. @mundiario

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