Aprender de lo acontecido en el Capitolio

La ola de Trump detenida por la Estatua de la Libertad /  Lamberto Tomassini, Tomas
La ola de Trump detenida por la Estatua de la Libertad / Lamberto Tomassini, Tomas

En España, nadie que se denomine constitucionalista debe bloquear la renovación de órganos constitucionales (CGPJ, TC), o descalificar a un presidente, llamándole ilegítimo

Aprender de lo acontecido en el Capitolio

No cabe duda de que este mandato de cuatro años, presidido por Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica, nos ha proporcionado la imagen de un mandatario impredecible, inestable e insensato. Ha tenido actuaciones y ha tomado decisiones, que han afectado peligrosamente al tablero geopolítico y económico internacional. Es verdad que lo más destacable de su sinrazón ha sido la asonada que ha provocado el asalto, por huestes incontroladas, a la sede capitolina de la democracia en Washington.

Con estos antecedentes es comprensible la preocupación mostrada por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sobre las reacciones de Trump, cuando faltan algo más de una semana para la toma de posesión de la presidencia de Estados Unidos por parte de Joe Biden. Nancy Pelosi mostró una especial inquietud por el acceso que el presidente tiene a los códigos nucleares.

Parece evidente que Donald Trump tiene entre sus objetivos el volver a presentarse, dentro de cuatro años, a las elecciones presidenciales. A raíz de la experiencia que hemos vivido, lo prudente sería promover un segundo impeachment, que, de ser aprobado, impediría que se pudiese presentar porque quedaría inhabilitado. En Estados Unidos los partidos demócrata y republicano deben ponerse de acuerdo para sancionar y destituir a Trump. 

En España, nadie que se denomine constitucionalista puede bloquear la renovación de órganos constitucionales, como el Consejo General del Poder Judicial o el Tribunal Constitucional; o descalificar a un presidente, llamándole ilegítimo, por presentar una moción de censura constitucional y ganarla, o por haber ganado repetidamente unas elecciones generales y constituir un gobierno impecablemente constitucional. Estas actitudes mantenidas por las derechas, siguiendo la estela de la ultraderecha de Vox, son actos muy irresponsables y peligrosos, y mucho más si esta descalificación la hacen los máximos representantes de partidos políticos, que están representados en la Cortes Generales, porque las consecuencias potenciales, las hemos podido ver el pasado 6 de enero al otro lado del océano Atlántico. @Mundiario

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