Por segundo año seguido la villa de Padrón suspende la Fiesta de Pascua

Fiesta de Pascua en Padrón.

Gran fiesta desde el año 1604: Jeróni­mo del Hoyo escribe acerca de las cinco ferias de la villa: "las mejores del reino, vienen a comprar mercaderes castellanos y portugueses".

Por segundo año seguido la villa de Padrón suspende la Fiesta de Pascua

El domingo de Pascua es el día grande de la fiesta: acuden muchos visitantes, pascueiros se les llama en Padrón, una afluencia importante de gente en la villa generalmente tran­quila. Algunos asisten a la misa de doce en la parroquia, a la salida, el Paseo del Espolón es un hervidero de gente, muchos curiosos pasean entre los puestos del mercado como cualquier domingo del año, los puestos a ambos lados de la Alameda del Espolón ofrecen piezas de barro, hoces, bozales de alambre, sellas, yugos, cestas de mimbre, plantones de pimien­to o cebolla, y un sin fin de productos de consumo y cacharros para la tierna infancia.

Después está la plaza de abastos, siempre muy bien "abasteci­da" de los pescados y mariscos de la costa próxima, las almejas de Carríl, las xoubas de Rianxo, los berberechos de la ría de Noya. Al salir de la plaza en el Campo do Souto escuchamos el ruido de atracciones y barracas, al lado los humeantes puestos de pulpo, grandes ollas de cobre despiden el característico olor a cocimiento de pulpo, como en "Mambís", las tijeras van cortando los tentáculos sobre los platos de madera, después añaden pimentón, aceite y sal: es todo un rito sentarse en los corridos bancos acompaña­dos de la familia y amigos, saborear el manjar de la feria acompañado de vino del país.

Detrás del campo de fútbol está la Gran Feria Caballar, muestra-exposición con bonitos ejemplares, concursos de trote y galope y buenos premios, antiguamente los feriantes se movían  entre las vacas y los asustados ternerillos de ojos grandes, vestían largo blusón negro y con la vara de pincho separaban el ganado.

La Pascua continúa entre carballos, eucaliptos y plátanos, la Banda Municipal y los grupos de gaiteros  recorren las rúas de la villa entre alegre música enxebre y pasacalles, las bombas de palenque resuenan en el Souto, los altavoces de tómbolas y caballitos atruenan y vuelven sordo a padroneses y pascueiros, a las demás atracciones y a los vendedores de rosqui­llas.

Es la hora de comer, algunas familias saborean la empanada de lamprea, el gran plato de la villa, exquisito manjar de tempo­ra­da al alcance de pocos, privilegio de las glándulas gustativas y manjar de obispos, o las sabrosas caldeiradas de bacalao, carne asada con patatas y de postre la tradicional rosca, especiali­dad de muchos hogares.

Por la noche, las sorprendentes orquestas de Galicia animan el baile del Espolón, un espectáculo más del domingo de Pascua, fiesta bulliciosa en la tierra del Apóstol.

Resumiendo: Este año, por segundo consecutivo o Concello de Padrón, debido a la pandemia, ha suspendido las grandes fiestas de Pascua en la villa. La Pascua debería empezar el sábado con la "Exaltación de la empanada de lamprea", concurso empezado en 1993, la fiesta continuaría el lunes, martes y el domingo siguiente llamado de "Pascuilla", dedicados a día de Santiago, día de Rianxo, día del niño y día de los "amigos e fillos de Padrón". @mundiario

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