Las que revolotean caen: otro asesinato machista

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Mujeres contra la violencia machista.

El pasado 19 de Agosto otra mujer más fue víctima de un asesinato machista. Esta vez el crimen tuvo lugar en el municipio coruñés de Cabana de Bergantiños y con este asesinato se elevan ya a 26 las víctimas mortales de crímenes machistas en todo el territorio nacional.

Las que revolotean caen: otro asesinato machista

Desde hace años las mujeres luchan por levantar el telón que muestre las vergüenzas del patriarcado, pues la libertad, o al menos los ensayos que las mujeres hemos tenido de esta, nos ha gustado. Y libertad es para nosotras, entre otras cosas, dejar de sentirnos de una vez por todas importunadas. 

Sobrevivimos en un mundo en que el querer disolver un vínculo sigue saliendo caro a las mujeres. El asesino de Ana Belén Varela lo resumió con esta frase: "Un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer". Y con esta frase puso sobre el escenario los crímenes de honor (si es que algún crimen lo tiene), crímenes que aunque suenen a un lejano pasado distan mucho de desaparecer en la actualidad. El querer disolver un vínculo parece una amenaza para el crédito viril y para la "buena fama" de la mujer que osa ser libre, acaba muerta e incluso después enjuiciada por los medios, mientras que el varón, la mayoría de las veces, encuentra algunas palabras suaves para el acto de barbarie cometido. Por ejemplo, cuando lo tachan de persona deprimida o cuando a su acción no se le llama asesinato machista

Desde que las mujeres ensayamos libertad no paramos de encontrar enemigos, obstáculos y penurias. Vivimos, varones y mujeres, bajo una condición política y social en que la mayoría creen que es cierto que poseen las mismas oportunidades y determinaciones. Esto coloca a la igualdad en la categoría de espejismo y es peligroso pues las mujeres dejan de luchar y creen que su situación en el mundo es justa, dejando de moverse para cambiarla. 

El espejismo de la igualdad tiene como resultado la distribución de poder y de espacios de la que "gozamos" en el presenta, una distribución en la que en la base hay un notable número de mujeres, en las posiciones intermedias quedan menos y en las élites de poder las mujeres ni están ni se las espera y, en caso de llegar, para mantenerse se ven obligadas a "patriarcalizar" su modo se ser, de trabajar y de hacer. 

A nosotras, a las que entramos en la treintena, nos contaron que la igualdad era real. Sin embargo, día a día nuestras posibilidades, nuestros talentos, nuestras libertades y nuestra seguridad en nosotras mismas se ven minadas. En hechos se traduce: poco apoyo para nuestros proyectos vitales, discriminación salarial, tráfico de mujeres, muerte. La nuestra es una sociedad en que las mujeres son supuestamente sexualmente libres, en la que ya no estamos como en el pasado obligadas al honor. Sin embargo, hay una parte de la libertad de las mujeres que el sistema patriarcal no está aceptando. 

Vivimos bajo este apotegma: las mujeres somos esa parte de la humanidad de la cual se va aceptando (solo a veces) que somos libres, sin duda, somos más libres de lo que lo fueron nuestras madres, pero, cuando más libres somos más sumisas se nos desea pues la hipocresía va de la mano del sistema patriarcal.

Con cada asesinato machista podemos observar como no hay ningún sistema de poder que pueda seguir manteniéndose sin violencia. En sus inicios, el patriarcado se mantuvo basándose en el miedo, el miedo de las mujeres a no obedecer y a sus consecuencias (recordemos que la palabra puta viene del latín "putam" que significa podrida). En la actualidad es tal el rearme y la evolución del patriarcado que es capaz de hacer ver a la mayoría que no se sostiene con miedo, sino con mero respeto. Sigue existiendo un pacto "tú me respetas, yo te protejo" pero en este pacto, como mujer, me interesa muchísimo saber de quién han de protegerme. 

El pacto tampoco se mantiene para los asesinos machistas, pues no son capaces de mantener respeto hacia la propia imagen de hombría que quieren trasmitir y pasan directamente al asesinato.

Me sonrojo al tener que explicar esto, pero es necesario que se entienda que las feministas no odiamos a la totalidad de los varones. Es necesario que se sepa que las feministas creemos que existen hombres bien constituidos: aquellos a los que les repugna cualquier tipo de violencia hacia la mujer

Creo que es sorprendente que aun existan voces que griten a favor de los procesos de conciencia de las mujeres, de la toma de conciencia de su situación. La libertad sigue siendo un espejismo. No puedo dejar de admirar a aquellas mujeres que desde situaciones muy poco favorables han llegado al presente sin desgastarse, regalándonos su capacidad relaciónala y analítica, pasándonos el testigo. 

No olvideis que la que revolotea, cae, por eso hay que ayudar a levantar el telón, ayudar a mostrar la infamia y solo así la igualdad dejará de ser un espejismo, no olvidéis que la que revolotea, vuela. @mundiario

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