PP y PSOE, ante situaciones críticas: ambos están sufriendo, y sus militantes más

Alberto Núñez Feijóo y Gonzalo Caballero. / RR SS
Alberto Núñez Feijóo, del PP, y Gonzalo Caballero, del PSdeG - PSOE / RR SS

Aprendamos de los que estudian, analizan y saben. La socialdemocracia sigue teniendo futuro. Empecemos por redefinirla a la luz de los cambios mundiales.

PP y PSOE, ante situaciones críticas: ambos están sufriendo, y sus militantes más

La reacción socialista

Las últimas elecciones desarrolladas en los principales países europeos (Países Bajos, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia) nos han permitido efectuar un análisis de los resultados, cuyas principales conclusiones, a modo esquemático, se condensan en seis apartados:

1) En primer lugar, se aprecia un ascenso de las fuerzas populistas, frente a los partidos hegemónicos existentes desde la II Guerra Mundial. Dichos populismos puede ser tanto de derechas como de izquierdas, y han utilizado y aprovechado los efectos derivados de la última recesión económica para encontrar el camino de su emergencia y cristalización.

2) En segundo término, un elevado nivel de atomización política. El nivel de fragmentación del mapa político es muy alto, lo que, en consecuencia, perjudica la conformación de mayorías dentro  de los ámbitos ideológicos como en el propio funcionamiento de los Parlamentos. Existe, pues, una gran dificultad para gobernar y para concordar mayorías ya sean circunstanciales o duraderas.

3) En tercer lugar, destaca la existencia de escenarios transversales, como consecuencia de formaciones políticas cada vez más posicionadas en los extremos de los tableros políticos y más polarizadas ante acontecimientos externos e internos. Se rechaza toda anterior forma de hacer políticas y se sustituye por “algo a determinar”.

4) En cuarto lugar, se constata un predominio de los partidos anti-sistema; siendo muy difícil de encuadrar los postulados o las acciones políticas dentro de los ejes derecha/izquierda; local/internacional; plano social/plano económico, etcétera.

5) En quinto lugar, sobresalen los conceptos derivados de una disrupción, tales como la  infelicidad, el cambio técnico y la digitalización, la inmigración, el proteccionismo, etc.,  que, además, no son se disimulan, sino que se afianzan en proclamas y manifestaciones.

6) Y, en sexto lugar, el panorama político-partidario se caracteriza por ideologías volátiles, con cambios profundos y rápidos de los criterios formalizados en sus respectivos manifiestos; como si lo normal fuera es proseguir adaptando y modificando constantemente sus premisas fundacionales.

En este sentido, tanto los partidos conservadores –en España, el PP– como socialdemócratas –PSOE– se encuentran ante situaciones críticas. Ambos están sufriendo, y sus militantes más.

En referencia al pensamiento socialista tiene razón Javier Solana cuando re-afirma dos cuestiones básicas. La primera, “el mundo cambia a una velocidad vertiginosa, sin que se preste atención a esos acontecimientos que le pasan por encima. Por tanto, hay que pensar en eso; y no estar preocupados en controlar el poder orgánico del partido”. Y la segunda, “un partido ha de estar comprometido con la sociedad en lo pequeño y en lo grande; con lo local, lo nacional y lo internacional; porque de lo contrario, un partido está dilapidando su riqueza”. Aprendamos, pues, de los que estudian, analizan y saben. La socialdemocracia sigue teniendo futuro. Empecemos por redefinirla a la luz de los cambios mundiales. @mundiario

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