Pilar de Lara o el caso de una jueza prejuzgada

Pilar de Lara. / El Progreso
Pilar de Lara. / El Progreso

Su señoría está "acusada" de una falta muy grave por desatender sus competencias y por generar retrasos injustificados en los asuntos que instruye, sobre todo en las macrocausas que se acumulan en su juzgado de Instrucción de Lugo, entre las que destacan la Carioca y la Pokemon.

Pilar de Lara o el caso de una jueza prejuzgada

Pilar de Lara confía en que el pleno del Consejo General del Poder Judicial pondrá las cosas en su sitio. Ante él piensa recurrir con la esperanza de que "matice" la sanción que la inhabilita profesionalmente por siete meses y un día y que así formulada –tiene ella razón– suena casi como una condena carcelaria. La jueza luguesa no tiene aún constancia de la resolución disciplinaria. No se la notificaron formalmente. Se enteró por una llamada telefónica que recibió casi a la misma hora en que la noticia saltaba a la prensa digital. Por tanto, desconoce en detalle los argumentos en los que se basa la comisión disciplinaria del órgano de gobierno de los jueces para sancionarla de forma tan severa como, al parecer, excepcional.

Su señoría está "acusada" de una falta muy grave por desatender sus competencias y por generar retrasos injustificados en los asuntos que instruye, sobre todo en las macrocausas que se acumulan en su juzgado, el número uno de los de Instrucción de Lugo, entre las que destacan la Carioca y la Pokemon. Las investigaciones dirigidas por De Lara en los últimos diez años pusieron al descubierto tramas de corrupción policial, empresarial y política en la capital lucense, dieron al traste con las carreras, entre otros, del alcalde Orozco y del presidente de la Diputación López Besteiro, que además tuvo que renunciar a la secretaría general de los socialistas gallegos, y ofrecieron al resto de Galicia y de España la imagen de la ciudad de las murallas como una gigantesca cloaca.

Esto último es lo que más escuece a determinados sectores de la sociedad luguesa, en la medida en que las investigaciones de la señora De Lara evidencian que convivieron durante años con un entramado de redes de trata de blancas con presuntas complicidades policiales y con un sistema generalizado de corrupciones y corruptelas a todos los niveles, de casi todos los colores y con ramificaciones tan extensas que ningún ciudadano mínimamente informado podía ignorar. Es incuestionable que en aquel Lugo de no hace tanto demasiadas cosas olían a podrido, sin que a casi nadie pareciera importarle. Eso, la tolerancia social ante tantas evidencias, es algo que, según su círculo más cercano, la jueza en cuestión aún hoy no entiende.

La probabilidad de que Pilar de Lara sea apartada de los asuntos que venía instruyendo es de lo más preocupante, principalmente porque se producirán más dilaciones, aunque a los nuevos instructores se les dote de los recursos humanos y materiales que ella reclamó sin éxito a quien correspondía. La magistrada ha roto su largo y respetuoso silencio para aclarar que en el Tribunal Superior de Galicia estaban al tanto de las carencias que padecía su juzgado, a pesar de la enorme carga de trabajado que soportaba -muy superior a la de otros órganos judiciales- por la instrucción de las macrocausas que la convirtieron, muy a su pesar, en un personaje mediático y una superjueza.

Cuando aún está por ver en qué queda la cosa –la resolución disciplinaria no es firme–, conviene insistir en que una eventual sanción a Pilar de Lara, que la desaloje definitivamente del juzgado donde se acumulan los dichosos sumarios, no puede tener en ningún caso el pernicioso efecto colateral de exculpar ante la opinión pública a los muchos imputados por sus investigaciones, del mismo modo que no invalida los informes policiales -por los que están bajo sospecha. Tampoco se refuerza la presunción de inocencia de esa gente simplemente porque la señora jueza no haya estado en algunas circunstancias todo lo fina que sería de desear,o haya cometido algunos errores en los procedimientos, cuando resulta que tenía entre manos miles y miles de folios, centenares de testimonios, etc, y enfrente, un nutrido batallón de abogados dispuestos, con razón o sin ella, a ponérselo difícil.  Es un batalla de por sí muy desigual; más aún si encima hay que ganarla con todas las de la ley. @mundiario

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