Muere Ramón Queiro, el niño de Meixonfrío que renovó el patrimonio de Sevilla
Ramón Queiro Filgueira, arquitecto y académico de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, ha fallecido en Sevilla tras una larga enfermedad.
Nadie mejor para contar su trayectoria que él mismo: “Nací en Meixonfrío de la parroquia de Lousame. una muy pequeña aldea de Galicia. El pueblo más cercano es Noya, el fondo de su ría. Por lo tanto, soy una persona de aldea. Aquel núcleo tenía catorce vecinos. Estudié en una escuela en la que estábamos desde párvulos hasta que se pasaba a trabajar. No era normal que estudiara nadie. Soy un afortunado, porque cuando cumplí diez años crearon en Noya un instituto laboral marítimo-pesquero. Tuve la fortuna de que Adelina, mi maestra de la aldea aconsejara a mis padres que fuera al instituto. Lo normal era que yo, que fui premio extraordinario de esa primera promoción, siguiera el camino del mar. Pero no fue así. Hice Aparejadores. En el último año ingresé en la Politécnica del Ejército. Salí de proyectista de Armamento y Construcción y aparejador. El recorrido de mi vida ha sido Vigo, Tenerife, Las Palmas, Cádiz, Madrid, Mallorca y Sevilla. Creo que eso también es un síntoma de lo que llevamos en los genes los gallegos”, ssí resumía los inicios de su carrera al periódico ABC en 2004.
Queiro, en una de sus conferencias. / RR SS
El Alcázar de Sevilla y el arquitecto Manzano decidieron su carrera
El trabajo en un lugar tan privilegiado como el Alcázar de Sevilla definió su futuro para centrarse en la arquitectura patrimonial como colaborador de la Dirección General de Bellas Artes. El contacto con el arquitecto sevillano Rafael Manzano le marcaría para siempre. Llegó a actuar en toda la Baja Andalucía, desde la catedral de Huelva hasta la alcazaba de Málaga. Después se centró Cádiz, su sierra, Ronda y Málaga.
Su matrimonio con una sevillana y su deslumbre por el conjunto histórico de la ciudad hizo que se instalara definitivamente en Sevilla Fue catedrático de la Universidad de Sevilla, presidente del Colegio de Arquitectos de Sevilla y del Consejo Andaluz de Colegios de Arquitectos. Uno de sus hijos, Queiro Quijada ,doctor arquitecto por la Universidad de Sevilla, sigue sus pasos,
Queiro Filgueira desarrolló una brillante carrera de arquitecto, investigador y sobre todo restaurador de edificios monumentales, donde combinó la modernización de sus elementos esenciales con el respeto a la integridad del monumento. No le dolieron prendas en hablar claro sobre asuntos urbanísticos que para él se apartaban de esas premisas.
Ejemplos de su gran labor fueron el Hospital de Venerables Sacerdotes, la Casa de los Pinelo, sede de las Reales Academias de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Medicina y Buenas Letras; y la intervención del Convento de los Terceros y Palacio de los Ponce de León que obtuvo el Premio 'Hispania Nostra' en 1990.
Gallego hasta el final
De apellidos inconfundiblemente gallegos llevaba a gala sus orígenes. Gran conversador, conservó un intenso acento hasta que murió y aunque confesaba estar enamorado de la ciudad de Sevilla, para él La Coruña era una de las ciudades más hermosas del mundo. Poco antes de morir auguraba a Amparo Graciani, directora del Congreso Internacional de la Exposición Iberoamericana donde se presenta la ponencia de Colón Gallego “que será un tumulto cultural”. El ilustre arquitecto jamás dejó de mantener el contacto con su tierra natal. De hecho, construyó una casa en Meixonfrío a la que acudía todos los veranos para disfrutar de períodos de descanso. Su sobrina, Eva Lorenzo Queiro, declaraba a la prensa gallega que "nunca renunció a sus raíces". Descanse en paz. @mundiario