Madrid bloquea el puerto de A Coruña, donde se invirtieron 1.000 millones y no hay tren

Puerto exterior de A Coruña. / Mundiario
Puerto exterior de A Coruña. / Mundiario

Las instituciones gallegas actuaron desunidas, sin estrategias compartidas frente al ministerio, que mantiene su posición. No se trata de confrontar, lo que entre Administraciones socialistas carece de sentido, sino de agrupar fuerzas para convencer, en los planos administrativo y político.

Madrid bloquea el puerto de A Coruña, donde se invirtieron 1.000 millones y no hay tren

Hace diecisiete años, en la resaca de la catástrofe del Prestige, el Gobierno Aznar acordó con el Ayuntamiento coruñés la construcción de un puerto fuera de la ciudad para evitar el trasiego de mercancías peligrosas, como el petróleo, por el interior de la bahía donde se encuentra el puerto actual. Era alcalde Francisco Vázquez, socialista.

Durante los años transcurridos se ha ejecutado la obra civil –unos 1.000 millones de euros– de forma que el puerto está operativo aunque sin conexión ferroviaria, pero nada se ha avanzado sobre la urbanización de los muelles desafectados. Desde 2009, el Presidente de la Autoridad Portuaria coruñesa, nombrado por la Xunta, obstaculizó, confrontó e impidió cualquier avance, respaldado en todo momento por el Gobierno autonómico. Paralelamente la actividad portuaria perdía tráficos y peso en el sector portuario español. Por otra parte, la progresiva debilidad política de los alcaldes y gobiernos municipales, les impidió tener una estrategia constructiva.

Ahora la situación ha cambiado. La Xunta y el Puerto están interesados, por primera vez, en el desarrollo de la dársena interior. El Ayuntamiento por su parte ha conseguido involucrar a la Diputación Provincial. El enemigo ahora se llama Ministerio de Fomento –oficialmente Movilidad, Transportes y Agenda Urbana–, hostil a las demandas que se le han planteado: solución a la deuda y enlace ferroviario.

Cataluña y el Mediterráneo son la prioridad

No es una cuestión ideológica, pues comparte alineación con el Ayuntamiento y la Diputación, sino política y administrativa. Movilidad, Transportes y Agenda Urbana obedece a las nuevas prioridades de inversión que, como ya hemos explicado en MUNDIARIO, perjudican a Galicia en beneficio de otros territorios como Cataluña o de proyectos de gran alcance como el corredor ferroviario mediterráneo.

Por otra parte, en el ministerio el aparato administrativo tiene gran influencia en las decisiones, dado el volumen presupuestario que exigen y la afectación sobre el territorio. De todo ello se deduce que Movilidad, Transportes y Agenda Urbana no tiene ningún incentivo para revisar la financiación del puerto exterior ni para comprometerse con nuevas inversiones. Por ello se ha negado, con argumentos de poco peso, a considerar la condonación o quita de la deuda como se ha mostrado poco receptivo a financiar el enlace ferroviario trasladando al puerto la carga de la prueba de su necesidad.

Falta de peso político en el gobierno local de A Coruña

Es obvio que el actual gobierno local de A Coruña no tiene el peso político ni la capacidad de influir que tenía el de 2004. También es evidente que en la ciudad se han perdido muchos años de forma que la situación actual es fruto de la incuria de anteriores gobernantes. Pero el problema está planteado ahora y no se puede contar con uno de los actores principales, al menos de momento.

Bilbao es el mejor modelo en nuestro país. Pero las diferencias son notorias: allí las tres Administraciones territoriales, autonomía, provincia y ciudad, marchaban al unísono, con el respaldo financiero de la foralidad y la capacidad política ya conocida del nacionalismo vasco. En A Coruña han marchado desunidas hasta hoy y todavía no tienen una clara identidad de objetivos. Ni en el modelo de urbanización que se pretende, ni en la diversificación de usos que genere riqueza y no sólo gasto, ni en la forma de gestión. La foto de ayer en María Pita es engañosa pues aunque hay dos bloques, Fomento y las instituciones gallegas, éstas no comparten objetivos.

Para modificar la posición de Fomento no es necesario complicar las demandas sino simplificarlas y sobre todo, ofrecer un bloque compacto, no sólo político sino empresarial y social. Afortunadamente los medios de comunicación mantienen una posición constructiva y de gran interés informativo, que influye en la opinión pública. El día que los representantes políticos gallegos, aquí y en Madrid, exhiban unidad de acción ante el problema, Fomento revisará su posición. No se trata de confrontar, lo que entre Administraciones socialistas carece de sentido, sino de agrupar fuerzas para convencer, en el plano administrativo y en el plano político. Exactamente lo que no se ha hecho hasta ahora.

En este momento quien parece tener una estrategia más posibilista es el Puerto. Su propuesta de gradualismo e integración de soluciones permite salir del punto muerto que dura ya muchos años. Pero no es suficiente, se necesita crear el consenso antes citado, lo que sólo puede lograr la Alcaldía coruñesa. Si la Xunta respalda al Puerto y la Diputación hace lo propio con el Ayuntamiento, la ciudad podrá avanzar. @mundiario

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