La lucha política entre Feijóo y Ferreiro por el control del puerto se volverá estéril

Vista aérea del puerto de A Coruña. / Mundiario
Vista aérea del puerto de A Coruña.

Ambos están utlizando las instituciones que gobiernan para hacer electoralismo, cuando A Coruña se juega una transformación histórica que exige el consenso de todas las instituciones, a riesgo de hacer las cosas mal. Entre otros, tienen a su alcance el exitoso ejemplo de Bilbao.

La lucha política entre Feijóo y Ferreiro por el control del puerto se volverá estéril

La lucha política entre el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, apoyado por el Gobierno español, y el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, sin respaldos externos conocidos, tiene por objeto el control del puerto coruñés pero se volverá estéril si, lejos de su guerra, no hay un gran consenso institucional que permita la participación de los sectores público y privado. 

Ambos están utlizando las instituciones que gobiernan para hacer electoralismo, cuando A Coruña se juega una transformación histórica que exige el consenso de todas las instituciones, a riesgo de hacer las cosas mal. Entre otros, tienen a su alcance el exitoso ejemplo de la transformación de la ría de Bilbao y de la propia capital de Vizcaya.

En España no hay en estos momentos ninguna operación en marcha con tanto calado como tiene la transformación de buena parte de los muelles de A Coruña

En España no hay en estos momentos ninguna operación en marcha con tanto calado como tiene la transformación de buena parte de los muelles de A Coruña. Pero el Ayuntamiento de A Coruña, la Xunta de Galicia, Puertos del Estado, el Ministerio de Fomento y la Diputación de A Coruña, lejos de constituir un consorcio similar al de Bilbao, andan a la greña, con el trasfondo de las elecciones municipales de 2019. 

El gobierno municipal de A Coruña dice que rechaza "enérgicamente" la oferta pactada por la Xunta de Galicia, Puertos del Estado y el Ministerio de Fomento para blindar los convenios urbanísticos de 2004 y salvar así "la operación especulativa" en los muelles de San Diego, "discurrida de espaldas a la ciudad, a sus instituciones y su gente". Su argumentación tiene fundamento pero no es la apropiada para un gobierno; parece más bien un discurso de un partido opositor. El Ayuntamiento de A Coruña tiene a su alcance competencias suficientes para forzar un acuerdo político, lejos de suplicarlo o de presentarse ante la opinión pública como ninguneado, lo cual aprovechan sus críticos mediáticos, hasta rozar la burla.

El vector resultante no puede ser más frustrante para la ciudad de A Coruña, que ha pasado de ser la vanguardia del municipalismo gallego a ser un vagón de cola

El alcalde Xulio Ferreiro considera que cualquier negociación sobre la fachada litoral de A Coruña debe partir de tres premisas que son "irrenunciables": la revisión de los convenios de 2004, el tratamiento de la orilla atlántica en su conjunto, no troceada, y la garantía de la titularidad y el uso público de todos los terrenos portuarios. Las premisas que establece el ejecutivo local no son realistas, del mismo modo que las ambiciones políticas –más bien partidarias– de Alberto Núñez Feijóo. Bilbao ha demostrado que las instituciones, los organismos autónomos y el sector privado deben ir de la mano en este tipo de operaciones, sin que ninguna de las partes pueda imponer sus criterios.

La altanería aplicada a este caso por parte de las instituciones gobernadas por el PP, algunas de cuyas ideas pueden ser útiles, puede volverse en contra de la candidata popular a la alcaldía, Beatriz Mato, que en principio se supone que está llamada a ser la beneficiaria de la audaz estrategia diseñada por Alberto Núñez Feijóo. Por el contrario, la dejación de funciones del presidente de la Diputación, Valentín Formoso, compromete al PSOE como partido con vocación de gobierno.

Como ya explicó José Luis Méndez Romeu en MUNDIARIO, con su nueva operación, que sigue a la del transporte metropolitano y a las actuaciones en el polígono de Morás, la Xunta de Galicia controla totalmente los principales proyectos de la ciudad a espaldas de su ayuntamiento, donde gobierna la Marea Atlántica.

El vector resultante no puede ser más frustrante para la ciudad de A Coruña, que ha pasado de ser la vanguardia del municipalismo gallego a ser un vagón de cola y el campo de batalla de las mareas y el PP, sin que el PSOE sea capaz de poner en valor un discurso alternativo. El esplendor de A Coruña lo tiene ahora Vigo, a pesar de sus menores potencialidades. @J_L_Gomez

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