Lores y Feijoo, algo más que buen rollo personal

Miguel Anxo Fernández Lores. / Mundiario
Miguel Anxo Fernández Lores. / Mundiario
El clima preelectoral –a un año como mucho de las elecciones gallegas– no va a favorecer la interlocución de San Caetano con los ayuntamientos de las  ciudades, cuyas alcaldías, al igual que las tres diputaciones que cogobierna, serán para el PSOE piezas clave de su estrategia electoral.
Lores y Feijoo, algo más que buen rollo personal

Es mucho más que respeto y lealtad institucional. Entre Feijoo y Lores hay "feeling" o buena química, como se prefiera. Las reuniones entre el presidente de la Xunta y el alcalde de Pontevedra, habitualmente largas, se desarrollan en un clima distendido que da como fruto acuerdos de colaboración en beneficio de los pontevedreses. Tan es así, que tras el último encuentro comparecieron juntos a la hora de detallar las decisiones que habían consensuado, algo que no es nada habitual tras este tipo de entrevistas, a las que algunos de los protagonistas acuden de mala gana, con un ánimo nada constructivo o con el único propósito de dejar pública constancia de sus discrepancias.

A Feijoo y Lores les separa un auténtico abismo ideológico. Y tienen puntos de vista muy encontrados en determinados temas básicos para Pontevedra como el traslado de Ence, sin ir más lejos. Sin embargo, gracias a ese buen rollo personal, y también por sentido de la responsabilidad dado quienes son y lo que representan, se esfuerzan en aparcar las diferencias en busca de puntos de encuentro en aquellos asuntos que requieren el entendimiento y la colaboración de las administraciones que ellos encarnan. Eso, que en teoría debería ser de lo más normal en política, en la práctica resulta excepcional y por ello mismo se resalta informativamente. Es noticia destacada.

Aunque ya han salido de escena los alcaldes de las Mareas, con los que no llegó a haber ni diálogo, ahora mismo Don Alberto sólo puede aspirar a un interlocución igual de cordial con otro regidor, el de Santiago. Con el socialista Xosé Sánchez Bugallo ya se entendía sin problema en el pasado, tanto por su talante conciliador como por aquello de que la Xunta está obligada, incluso legalmente, a un trato especial hacia Compostela como capitalidad de Galicia y sede de las instituciones autonómicas. El clima preelectoral –estamos a un año como mucho de las elecciones gallegas– no va a favorecer la interlocución de San Caetano con los ayuntamientos de las ciudades, cuyas alcaldías, al igual que las tres diputaciones que cogobierna, serán para el Pesedegá piezas clave de su estrategia electoral.

Es probable, y hasta cierto punto lógico, que en el núcleo duro del Benegá no guste demasiado el trato cordial del alcalde de Pontevedra con Feijoo por la imagen, un tanto contradictoria, que transmite a su electorado natural. Pero Lores es Lores y su peso específico en la estructura del frentismo le permite cultivar un perfil político e institucional propio, sin renunciar para nada a sus convicciones nacionalistas. Ese perfil, guste o no a sus correligionarios, es precisamente -junto al modelo de gestión, claro está- lo que explica que le voten en las municipales miles de pontevedreses que en otras elecciones dan su apoyo al PP o al PSOE. Que no haya ningún alcalde capitalino del PP al que apoyar, junto a la buena sintonía personal con el presidente, posibilita que Lores pueda obtener un trato privilegiado de la Xunta que a su vez Don Alberto vende como la prueba del nueve de su talante moderado y de una ecuanimidad institucional, desprendida de prejuicios dogmáticos y del sectarismo del que otros hacen bandera. @mundiario

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