Las investigaciones parlamentarias en Galicia se convierten en un toma y daca

Donde las dan las toman. O no las hagas, no las temas. Así funciona la política con minúsculas, aquella en que las estrategias partidistas se imponen a la lógica del interés general y hasta al sentido común. Si el Partido Popular no hubiera propiciado con su abstención que el Parlamento investigue el accidente de O Marisquiño, el PSOE no se habría sumado a En Marea y Benegá para forzar una comisión de investigación sobre los recortes sanitarios de la Xunta y sus consecuencias. Es evidente que, a pocos meses de las elecciones municipales en la que todos se juegan mucho, el clima preelectoral condiciona este tipo de decisiones cuyas verdaderas claves se suelen hurtar al ciudadano de a pie, que puede llegar a creerse que a sus señorías le dado de repente una fiebre investigadora.

No es que a los populares tengan especial interés en que se depuren en sede parlamentaria las responsabilidades políticas por el hundimiento del paseo de la dársena del puerto de Vigo donde miles de personas, en su mayoría jóvenes, asistían a un concierto el pasado doce de agosto. Al fin, está por ver si la autoridad portuaria, presidida por el exconselleiro Enrique López Veiga, tenía o no competencias en la vigilancia sobre el estado de la infraestructura que colapsó causando cerca de cuatrocientos heridos. Aunque sea indirectamente, el gobierno de Feijóo puede salir tan perjudicado como los socialistas. Bien mirado, ni unos ni otros tienen nada que ganar.

Fue el PP vigués el que forzó de alguna manera que el grupo parlamentario popular acabara absteniéndose ante la propuesta de En Marea y Benegá de investigar las causas últimas del desastre ocurrido en el puerto olívico. Los de Elena Muñoz entienden que a Abel Caballero y a su partido no podía salirle gratis la negativa tajante a abrir una investigación en el Ayuntamiento de Vigo, que era donde correspondía. El grupo municipal popular se queja de la política  de "carpetazo y mordaza" que aplica el dicharachero alcalde olívico en un asunto de tanta gravedad.

Parece que el Pesedegá se lo pensó antes de suscribir con los rupturistas y los nacionalistas la petición de la comisión investigadora sobre la política sanitaria de Feijóo, raíz de la trágica muerte de un vecino en el PAC de A Estrada por falta de atención médica al estar ausente el único facultativo en servicio, que había acudido a atender una urgencia domiciliaria. Con dos años por delante, los tres grupos de la oposición se la han jugado empleando el único cartucho con que cuentan en toda la legislatura para forzar este tipo de comisiones. Están obligados a sacar el máximo rendimiento a la iniciativa, que a la hora de la verdad el PP, si le conviene, puede descafeinar con el rodillo de su mayoría aplastante a la hora de establecer la relación de comparecientes o solicitar documentación, sin ir más lejos.

En Marea y Benegá temen –y no les faltan motivos– que al final socialistas y populares, por la cuenta que les tiene, se pongan de acuerdo, por detrás, en no ir demasiado lejos, para que la sangre no llegue al río, ni en la investigación sobre O Marisquiño ni en la que analizará los efectos de los recortes en la sanidad pública gallega. Ahí está el antecedente de la comisión de incendios, en la que pactaron las conclusiones sin entrar en la atribución de responsabilidades por el trágico otoño de 2017. Villares y Pontón tienen claro que la ley del bipartidismo turnante viene a ser aquello de que perro no come carne de perro. Hoy por ti, mañana por mi. @mundiario

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