Grandes empresas controlan la eólica de Galicia sin dejar aquí apenas ningún beneficio

Un aerogenerador en un monte de la provincia de A Coruña. / Mundiario
Un aerogenerador en un monte de la provincia de A Coruña. / Mundiario
Galicia exporta más de la tercera parte de la electricidad que genera y las multinacionales envían a Bilbao, Madrid o Italia el 95% de los beneficios de la producción eléctrica gallega. En la práctica, las grandes empresas diseñan y donde les interesa colocan un parque eólico con la complicidad de la Xunta.
Grandes empresas controlan la eólica de Galicia sin dejar aquí apenas ningún beneficio

Grandes empresas –Iberdrola, Endesa, Naturgy, Acciona...– controlan la eólica de Galicia sin dejar aquí apenas ningún beneficio. Galicia exporta más de la tercera parte de la electricidad que genera y las multinacionales envían a Bilbao, Madrid o Italia el 95% de los beneficios de la producción eléctrica gallega. En la práctica, las grandes empresas diseñan y donde les interesa colocan un parque eólico con la complicidad de la Xunta de Galicia. A cambio, los beneficios económicos que revierten a Galicia son ínfimos. Entre impuestos –actividades económicas, bienes inmuebles...– canon eléctrico, licencias o alquileres de terrenos, todo lo que aportan no llega al 5% de los beneficios de las multinacionales eléctricas. Mientras, más del 60% de la potencia eólica actual está en manos de Iberdrola, Endesa - Enel Green Power, Naturgy –antes Gas Natural Fenosa– y Acciona.

"La alternativa a esta situación debe a mirar al mar, sin perder de vista que tenemos otras posibilidades energéticas sin desarrollar (solar, geotérmica, maremotríz...)", reflexiona el catedrático de Biología y Geología, y doctor en Biología Ramón Varela Díaz. Como quiera que Galicia exporta más de la tercera parte de la electricidad que genera y las multinacionales envían fuera ese 95% de los beneficios de la producción eléctrica gallega, este experto se pregunta por qué no ponen los parques marinos (o terrestres) en lugares próximos a los grandes centros de consumo, que no es el caso gallego. "Así también ahorrarían las pérdidas del transporte eléctrico", ironiza este analista económico de MUNDIARIO.

Todos los esfuerzos en tierra

Galicia instaló en los montes, durante el año 2019, más megawatios eólicos que en los últimos diez años anteriores juntos, un total de 18 parques eólicos que suman 415 MW nuevos que contribuyen a que tenga un total de 3.837 MW, siendo la potencia eólica gallega muy importante, del orden del 14,8% de la eólica de España.

Este año se están sumando nuevos parques y alguna repotenciación en parques antiguos. Las previsiones son que antes del 2030 se consiga duplicar la potencia eólica actual.

Las sierras y los montes gallegos tendrán cada vez aerogeneradores de mayor potencia y más altos, aumentarán las líneas de alta tensión, las pistas forestales y cualquier paisaje tendrá su parque. En la actualidad 106 municipios cuentan con parques eólicos de multinacionales, ya que aquí no existen parques comunitarios, mixtos o cooperativos como en otros países que aporten notables beneficios a la población.

Empresas sin miramientos

Las grandes empresas diseñan y donde les interesa colocan un parque eólico. No tienen miramientos, son prepotentes y arrasan lo  que haga falta. "Saben que la Administración está de su parte y la justicia solo excepcionalmente paraliza sus obras", constata Ramón Varela Díaz.

El resultado está la vista: flora, fauna y especies endémicas o protegidas, amenazadas; trazado inadecuado e irracional de muchos kilómetros de pistas forestales; destrucción de yacimientos arqueológicos, incluso de asentamientos fortificados de la edad de hierro; aerogeneradores en algunos casos muy próximos a lugares habitados –en el caso de Paradela (Lugo) están a escasos 500 metros de zonas habitadas (ruido próximo)– y líneas de alta tensión soterradas a escasos 20 metros de las viviendas. 

También se encuentran aerogeneradores en lugares próximos a lagunas catalogadas y cascadas. De hecho, invaden zonas protegidas y ya en el año 2009 el 39% de la potencia eólica estaba instalada en zonas de Red Natura y en la actualidad parques nuevos invaden zonas catalogadas con el aval y permiso de la Xunta de Galicia.

Colectivos vecinales y asociaciones de Santa Comba, Outes, Negreira, Ordes, Mazaricos, Ponteceso, Samos, Triacastela... ya denunciaron que la legislación actual favorece la implantación de molinos "por encima del bienestar, de la salud y de la economía de las poblaciones locales, que tienen que soportar todas las consecuencias negativas de estas instalaciones". Por si fuese poco, el Gobierno Gallego modificó la legislación de prevención de incendios para obligar a que los propietarios mantengan sin arbolado 200 metros en círculo alrededor de cada aerogenerador.

"Con esa disposición, ahora la empresa eólica ni siquiera tendrá que expropiar o alquilar grandes superficies. Podrá expropiar una pequeña parte a bajo precio y exigirle al/a los propietario/ s que mantengan sin arbolado la parte restante. En resumen, no solo asistimos a la ocupación industrial de los montes sino también a un notable impacto de los parques con peligro/destrucción de valores naturales, culturales, paisajísticos y ambientales", explica el también ex presidente de la asociación ecologista Adega Moncho Varela.

¿Qué pasa en España con la eólica marina?

Mientras,la eólica marina está en el punto de mira. La Comisión Europea sostiene que para conseguir la descarbonización hacen falta entre 230.000 y 450.000 MW de eólica marina para el año 2050. Europa cuenta en la actualidad con 22.072 MW de eólica marina. En 2018 se instalaron 2.650 MW y el año pasado 3.600 MW.

Los más de 5.000 aerogeneradores de los parques están distribuidos en 12 países, pero la gran mayoría son de eólica marina. Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Australia están volcados en la eólica flotante y otros países como Francia o Portugal ya instalaron aerogeneradores flotantes en el mar distantes de la costa.

En España instalaron en 2019 el primer parque eólico marino en Gran Canaria porque es un país "centrado en la eólica terrestre" y "parece que desprecia las posibilidades de la eólica marina del Mediterráneo o de la eólica marina flotante distante de la costa en el Cantábrico, Atlántico o Mediterráneo", observa Ramón Varela Díaz, catedrático de Biología y Geología.

La eólica marina flotante puede alejarse de la costa

En Galicia, en las rías y en el litoral y en sus cercanías, es acertada la prohibición de instalar parques de eólica marina –en profundidades inferiores a 50 o 60 metros–, pero existe en la actualidad la posibilidad de la eólica marina flotante para profundidades superiores (centenares de metros) alejada de la costa, a 20, 30 ó 40 kilómetros de distancia de tierra o incluso más.

En zonas acotadas puede ser la alternativa a la eólica terrestre y los impactos que produce. Basta una superficie como la del municipio lucense de A Fonsagrada en el mar –poco más de 400 km2– para que un parque eólico tenga una potencia equivalente a la mitad de toda la potencia que tiene en tierra.

En el mar el viento regular, constante y seguro ofrece potencialmente más generación. La eólica flotante, una tecnología muy reciente, cuenta en el mundo con 45 MW y el 70% está en Europa. "Si tenemos un corredor marítimo frente a Fisterra y nadie lo cuestiona, ¿por qué no un parque eólico flotante?, se plantea el biólogo Ramón Varela Díaz, colaborador de MUNDIARIO.

La industria naval gallega está preparada para afrontar un reto así y, de hecho, ya trabaja en este campo para otros países, por lo que puede apuntalar el desarrollo de esta tecnología con plataformas, sistemas de amarre, fabricación de componentes, etcétera. @mundiario

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