Trato razonable a Galicia en los Presupuestos, aunque con tendencia preocupante

Los Presupuestos Generales del Estado para 2021 prevén una minoración de la inversión estatal en Galicia del 9% del total en 2018, al 7´2% estimado para el próximo ejercicio. Dicha reducción trae causa principal de la finalización de las obras de alta velocidad ferroviaria, que, de no producirse más retrasos, podría entrar en funcionamiento a finales del próximo año. La Ministra de Hacienda lo ha justificado así, recordando que las inversiones en Galicia durante los últimos años han sido muy superiores a su peso poblacional o en el PIB.

Por el contrario la inversión se incrementa muy notablemente en otras Comunidades, como Cataluña y Valencia de entre las aliadas al Ejecutivo central o Andalucía de entre las rivales. En los tres casos se ajustarn más a su respectivo peso poblacional. Cataluña además se ve favorecida por la prioridad asignada al Corredor Mediterráneo, demanda de larga historia, unánimemente apoyada tanto por el espectro político como por el ámbito empresarial catalán. Otras Comunidades, como el País Vasco, que aparentemente reciben menor financiación, en realidad incrementarán  las cifras del Concierto económico, más lo que pueda deparar el proceso de negociación para la aprobación presupuestaria, donde el PNV es determinante.

Como por otra parte las Comunidades reciben financiación autonómica incrementada por los fondos europeos y para compensar los gastos extraordinarios de la pandemia, los Presupuestos de Galicia serán también expansivos, lo que reduce el impacto de la citada reducción inversora. No por ello se debe olvidar lo que significa como tendencia que puede llevar a nuevos recortes en presupuestos sucesivos.

No existe en Galicia ninguna coincidencia entre Gobierno y oposición sobre los objetivos principales de la inversión estatal en el territorio. Ni pensamiento compartido con los ámbitos empresariales, donde ni siquiera existe una organización solvente que los represente, o con los ámbitos municipales. Ni un solo objetivo puede ser presentado ante el Ejecutivo central como una necesidad del país ampliamente compartida. Ni como Autonomía, ni como Eurorregión ni como la nonata Macrorregión.

El BNG ha conseguido hacer valer su apoyo para lograr una reducción de los peajes de la autopista del Atlántico, logro meritorio pero de escaso efecto multiplicador. El PSdeG se ha limitado a transmitir las demandas de sus Alcaldes y el PP ejerce de oposición al Ejecutivo central, ciertamente más moderada que la de sus homólogos de la Comunidad de Madrid. En otras palabras, en La Moncloa saben que Galicia ni creará problemas durante la legislatura ni aportará soluciones. Seguirá siendo el atípico y singular Noroeste, ahora más lejano mental que físicamente.

Si añadimos la mínima proyección exterior de la Autonomía, tanto  en el nivel europeo como en el estatal, queda dibujado un escenario donde, pese a todo, el futuro Presupuesto de 2021 pueda ser un hito irrepetible. El localismo tradicional tampoco ayuda, ya que las ciudades ni comparten objetivo alguno ni desarrollan ninguna proyección hacia el exterior.

Mientras se mantengan las condiciones excepcionales que aplazan la consolidación fiscal al tiempo que facilitan recursos extraordinarios, viviremos en un espejismo que debería de ser aprovechado para resolver problemas estructurales. Luego tocará pagar la factura cuando la correspondiente a la crisis de 2008 todavía la estamos abonando. Sin una estrategia más ambiciosa para Galicia, mínimamente compartida entre los actores políticos, económicos y sociales, en los próximos años estaremos en posición débil frente a otros territorios. @mundiario