Feijóo horizonte veinte veinte

Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario
Alberto Núñez Feijóo en la Radio Galega. / Mundiario

El final de la segunda década del siglo XXI es una referencia temporal redonda que en sí misma puede constituir un hito crucial en la trayectoria vital y política del actual titular de la Xunta.

Feijóo horizonte veinte veinte

Ojo, que nadie se llame a engaño. Feijoo no renuncia definitivamente ni a liderar el PP ni a dar el salto a Madrid. Nada de eso se puede extraer del farragoso discurso que pronunció ante la Junta Directiva del Pepedegá en el mismo hotel compostelano en que dos años atrás anunció que recuncaba como candidato a la presidencia de la Xunta. Don Alberto se queda en Galicia, por ahora, para cumplir el compromiso que adquirió con sus votantes y con el conjunto de los gallegos en 2016, cuando obtuvo su tercera mayoría absoluta holgada. Deja pasar el tren del congreso "popular" de julio. Completará una legislatura de la que aún no se cruzó el ecuador, una legislatura que -no lo olvidemos- él mismo tiene la prerrogativa de acortar a su conveniencia, convocando elecciones anticipadas, aunque sólo sea unos meses (algo que, por otra parte, ha sido norma y no excepción desde la última llamada a las urnas del presidente Fraga en 2005). Después...ya se verá.

La clave está en la fecha, el veinte veinte, 2020, a la que Feijoo hizo referencia varias veces en una alocución, un tanto a la gallega, pero pronunciada integramente en castellano por aquello de que sus auténticos destinatarios estaban más allá de Pedrafita y de las portillas del Padornelo y la Canda. El final de la segunda década del siglo XXI es una referencia temporal redonda que en sí misma puede constituir un hito crucial en la trayectoria vital y política del actual titular de la Xunta.

En 2020 expira el mandato al final del cual el líder del Pepedegá sumaría doce años consecutivos en el puente de mando de San Caetano. En su lírico y bucólico discurso dio a entender que a partir de ahí se sentiría legitimado para cualquiera de estas tres opciones: aspirar a una cuarta legislatura -como seguramente le pedirán los suyos-, pasar a la reserva o a la vida civil -iniciando una carrera profesional en la empresa privada- o, por qué no, entonces ya sí, incorporarse a la política nacional sin reservas y con todas las consecuencias. La decisión será suya y solo suya.

Poco después de conocerse de su propia boca la renuncia formal de Feijoo a la batalla por la sucesión de Rajoy, Pedro Sánchez establecía el 2020 como el horizonte de las próximas elecciones generales. Con ello confirmaba que las convocará anticipadamente como exigían varios grupos políticos, tanto entre los que apoyaron como entre los que votaron en contra de la moción de censura a Rajoy. Salvo catástrofe, el inquilino de La Moncla intentará agotar la legislatura para presentarse ante el electorado con la aureola y la ventaja competiva de un presidente en ejercicio. Habrá que ver cómo sale el PP del pozo en que está metido y si, a la hora de la verdad, quien gane el congreso sucesorio estará o no en condiciones de ser el cabeza de cartel frente a Sánchez.

Y es que para entonces, en el veinte veinte -y no falta tanto- puede que Don Alberto aún tenga algo que decir. Porque todavía estará en activo en la vida pública y, como él mismo dijo, haciendo política nacional desde Galicia. He ahí un par de advertencias que muchos no han sido capaces de interpretar en todo su alcance: el futuro de España no se construye solo en el puente aéreo Madrid-Barcelona-Madrid, del mismo modo que cómo le vaya al PP nacional va a depender en buena medida de lo que haga o deje de hacer el Pepedega, no en balde suma más de cien mil militantes del total de ochocientos mil que hay en toda España y ostenta el único gobierno autonómico con ese respaldo ciudadano ampliamente mayoritario al que Feijoo no quiere porque sería también fallarse a sí mismo. @galiciamundiari

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