No es solo deporte, es colchón social y es salud

Atletas. / Pexels.com.
Atletas. / Pexels
No ha habido un problema de contagios masivos en el deporte, no hay desplazamientos masivos peligrosos, no hay competiciones en aforos de riesgo. Francamente, no parece que haya motivos específicos para señalar este ámbito.
No es solo deporte, es colchón social y es salud

La Xunta anunció, a través del Conselleiro de Sanidade, la suspensión de las competiciones deportivas autonómicas; además, los entrenamientos sólo podrán reunir a cuatro deportistas más un entrenador. Es decir, en la práctica se suspenden también los entrenamientos en las disciplinas colectivas. Sólo se mantienen las competiciones de ámbito estatal.

Es evidente que la tercera ola de la pandemia provocada por el Covid-19 galopa desbocada tras las fiestas navideñas. Cuando aún no se han cumplido los catorce días de rigor después de Reyes, el nivel de contagios, la Incidencia, la ocupación de las UCIs y la mortalidad no dan tregua, así que resulta difícil discutir o poner peros a casi cualquier medida restrictiva. No hay valor que se pueda comparar con el de una vida humana, así que no hay posible debate, pero quizás merezca la pena aportar alguna reflexión.

"Salvar la Navidad..."

La situación actual viene derivada de las alegrías de hace unas semanas. Está claro que “salvar la Navidad” ha tenido un coste demasiado elevado y que las medidas tomadas en su día contribuyeron al desastre. La movilidad entre comunidades o dentro de la propia autonomía, la relajación en las restricciones de aforos de hostelería y comercio y una cierta sensación de prematura victoria fueron decisivas para la transmisión descontrolada del virus. La irresponsabilidad de una parte de la ciudadanía hizo el resto.

Hoy, en la segunda quincena de enero, cada día batimos un record. Todos negativos, en todas las comunidades, en todos los ámbitos. Al avance del Covid hemos de sumar la falta de refuerzos en la sanidad y en la atención sociosanitaria. Al igual que en los primeros meses de la pandemia, la muerte se ceba con las residencias de mayores –salvo honrosas excepciones- y siguen faltando profesionales, tanto para Atención Primaria como en Especializada; tanto en medicina como en enfermería. Mientras, la vacunación avanza lentamente.

Puestas así las cosas, cada día asistimos a una suerte de alocada carrera de restricciones (no se sabe si para atajar la pandemia o para olvidar los excesos navideños) sin demasiado sentido. Una tarde se anuncia el “toque de queda” a las diez de la noche y a la mañana siguiente se pide que se rebaje a las ocho de la tarde. Un martes se cierra el interior de la hostelería y el jueves se cierran las terrazas.. como si el virus fuera a mudar su comportamiento de un día para el otro o si las medidas tuvieran que dar fruto de manera inmediata, tal cual se anuncian en la rueda de prensa. Vivimos en un estado de ansiedad permanente.

Rosario de medidas

En este rosario de medidas, ayer se optó por paralizar las competiciones deportivas autonómicas y poner una serie de condiciones para los entrenamientos que, de facto, suponen la suspensión inmediata de los mismos. Desde el final del Estado de Alarma, el deporte ha ido adecuando su práctica a las exigencias de las autoridades sanitarias. Entrenamientos individualizados, luego en pequeños grupos, protocolos de higiene, distancia, mascarilla para entrenar y jugar. Los clubes han invertido en seguridad, en test –quincenales, cuando no semanales- para sus deportistas, aforaron los espacios, se adaptaron a horarios imposibles,  prepararon competiciones sin público, aprovecharon los espacios libres para entrenar sin riesgo. Lo cierto es que el deporte, junto con el ámbito educativo, han resultado de enorme seguridad y la responsabilidad ha sido la actitud mayoritaria.

Cabe destacar el enorme esfuerzo del deporte aficionado, semi profesional y muy especialmente en aquellas especialidades que no son mayoritarias. Personal técnico, familias, directivas, deportistas grandes y pequeños demostraron capacidad de adaptación, disciplina y entusiasmo. Resulta hasta emocionante ver las filas de los más pequeños a la entrada de los entrenamientos o comprobar cómo, ante la imposibilidad de acudir en directo, youtube, instagram o facebook servían para retransmitir las competiciones y en cada club hay un padre o madre convertidos en “profesionales” de la cámara.

A lo largo de estos meses, el deporte desempeñó un papel muy importante para jóvenes y mayores. En este mundo pandémico ayudó a mantener la actividad física en condiciones seguras, muchas familias encontraron en los clubes ayuda para que sus hijos e hijas pudieran realizar alguna actividad sin peligro y adolescentes y jóvenes un lugar donde disfrutar y compartir. El deporte fue salud, ocio y hasta nos ayudó a combatir el estrés.

¿Hay motivos?

Ahora pararán. Lo harán con la misma responsabilidad con la que han actuado estos meses, pero quizás conviene que seamos conscientes de que esta decisión no se apoya en ninguna evidencia sanitaria, al menos en ninguna conocida. Los escasísimos contagios que han aparecido en clubes y entidades deportivas, y específicamente en aquellas categorías autonómicas, lo han sido por contactos ajenos a los entrenamientos o encuentros deportivos y han sido atajados de inmediato por las directivas y familias. No ha habido un problema de contagios masivos en el deporte, no hay desplazamientos masivos peligrosos, no hay competiciones en aforos de riesgo. Francamente, no parece que haya motivos específicos para señalar este ámbito.

Es obvio que la situación de la pandemia es grave y, por tanto, cualquier tema parece banal al lado de la mortalidad, pero quizás debamos ser capaces de mirar con un poquito de perspectiva y tratar de que, en el ánimo de poner en marcha medidas de defensa frente al virus, no perjudiquemos innecesariamente ámbitos saludables y seguros. Ojalá el parón sea sólo ese “tiempo muerto” del que hablaba el Secretario Xeral y ojalá las entidades deportivas más modestas sean capaces de superar esta prueba tan difícil. Una más. No es sólo deporte. Es colchón social, es salud, es comunidad. Es deporte y algo (mucho) más. @mundiario

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