El socialismo en Galicia

Gonzalo Caballero. / Mundiario
Gonzalo Caballero. / Mundiario

Gonzalo Caballero, secretario general del PSdeG, representa el producto paradigmático de un proceso de primarias bien desarrollado. Llegó de la base, desde abajo y ganó. A partir de este momento los enfrentamientos internos por el poder han cesado en su totalidad.

Quién le iba a contar a los socialistas que eso de las primarias les traería tantas batallas internas. Así vistas la mayoría de los expertos en organizaciones dirían que mejor dejar las elecciones internas para otro momento histórico. Pero eso, en mi opinión, es solo en apariencia. Las organizaciones políticas no funcionan igual que un ministerio, donde la verticalidad jerárquica, la burocracia de acero y la presión de la nómina engrasan la maquinaria para alcanzar efectividad y máxima eficiencia. En un partido democrático las cosas se hacen porque la gente cree en lo que hace y respeta las normas que se dan para el desarrollo de las diversas funciones. Al PP esto le suena a broma. No digo que la derecha funcione como un ministerio, más bien como una empresa privada, de esas que los sociólogos llamamos entidades totales, donde la importancia del individuo es instrumental y su capacidad de decisión, creatividad e iniciativa es meramente residual, cuando no un incordio para el poder. El PSdeG, y el PSOE en general, necesitaba una renovación integral, y vete tú a decirle a los socialistas que esa renovación la iban a decidir a dedazo cuatro sentados en una barbacoa. Ni de broma. No hay más camino que las primarias para conseguir que los mejores afloren en una partido progresista. Y a este sistema se apuntan cada día más partidos democráticos por muchos que sean sus inconvenientes.  

Y así el PSdeG consiguió su necesaria renovación. Gonzalo Caballero, secretario general del PSdeG, representa el producto paradigmático de un proceso de primarias bien desarrollado. Llegó de la base, desde abajo y ganó. A partir de este momento los enfrentamientos internos por el poder han cesado en su totalidad. El ruido de cuchillos es a estas horas vago recuerdo de una necesaria y pasada pesadilla. La pacificación que Caballero prometió a su militancia y a la sociedad la va consiguiendo rápidamente apostando por muchos compañeros de valor y con las dificultades normales en un proceso de creación, además, Galicia es amplia y diversa y todos deben ser representados. Es de aplaudir que cumpla también con el compromiso de estar cerca de la gente, testeando y sondeando en persona el pulso del pueblo gallego. La gente está cansada de políticos que solo aparecen en los mítines. Desconozco cuantos kilómetros se hace al mes, pero deben ser unos cuantos miles: por la mañana está en Ribadeo, come en Malpica y cena en Viana do Bolo. Espero que su actitud de escucha proactiva rinda buenos resultados al socialismo gallego.

En fin, la unidad es la base del buen gobierno. Tras la tormenta de primarias, el PSdeG ha llegado a un corto intermedio de reorganización y rearme que se ha enfrentado sobre la marcha y ante los ojos de la ciudadanía. Prietas las filas, como se suele decir, tiene pinta este nuevo PSdeG de querer y poder ir a por todas. Galicia necesita más que nunca un recambio en la Xunta. No podemos permitirnos el lujo de seguir por la vía del recorte y la tijera, del desmantelamiento de lo público, de la destrucción de la Sanidad Pública, de la privatización sin sentido y por puro dictado de quien no le importa el bienestar de su pueblo sino cumplir con los objetivos que le ponen desde fuera de nuestras fronteras. Galicia necesita una sucesión tranquila en el Gobierno y no podemos quitar a Xoan para poner a Pedro, siendo ambos primos hermanos y franquicias invertidas. Galicia necesita una izquierda potente, cohesionada, ágil, capaz, inteligente, valiente y sobre todo con muchas ganas para enfrentar los problemas que herede de Feijóo: los incendios forestales, el monocultivo del eucalipto, la crisis sanitaria, la caída de la natalidad, el hundimiento de la industria, la expatriación de familias enteras buscando una oportunidad de vivir dignamente, la caída del consumo, la bajada generalizada de los sueldos, la apatía social, la destrucción de las clases medias, el enriquecimiento criminal de las élites minoritarias, la venta de la banca gallega al extranjero… Un desastre sin paliativos. Hundido Feijóo en la inactividad y pasividad machacona, de viaje por México y sin que nadie le espere vuelta, me pregunto, ¿Qué haremos con Galicia?

La contestación la tiene la izquierda, pero la izquierda con compromiso y experiencia de Gobierno: El PSdeG tiene la llave del futuro. Ya nos llegan con las experiencias disparatadas de las Mareas. Debemos poner nuestra atención en Gonzalo Caballero y sus nuevas estructuras unificadas de partido. Y no solo la atención, también la esperanza. @mundiario

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