¿Un nuevo engaño de Feijóo?

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. / Xunta
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. / Xunta

¿Qué sacará de su chistera blanca para intentar ganar las próximas elecciones? Pues otro chiste. Lo sabemos. Ya lo vemos venir.

¿Un nuevo engaño de Feijóo?

Otra vez nos la quiere meter doblada. Vuelve a sus tretas de mal pagador. ¿Qué sacará de su chistera blanca para intentar ganar las próximas elecciones? Pues otro chiste. Lo sabemos. Ya lo vemos venir con esa cara de fraile descalzo que se le pone cuando miente. Ahora será –¡tachán!– un nuevo hospital para  A Coruña. Con un par. ¡Qué tío! ¡Qué inventiva tiene para hacerse con el poder a cualquier precio! Y no un hospital cualquiera, sino un pedazo de hospital del catorce. Un megachundahospital. Otra tumba faraónica tipo Ciudad de la Cultura para enterar nuestra pasta.

Uno se queda anonadado. O sea, el político que se dedica a saquear la sanidad pública, cerrar paritorios, engordar las listas de espera, recortar a diestro y siniestro, etc., en lugar de arreglar lo que ha destrozado nos cuenta que hará un hospital la mar de chuli con un presupuesto multimillonario. ¿Pero no decía, el cachondo, que no había dinero ni para aspirinas? Además, si el que ya tenemos lo está vaciando para darle más bussines a la privada, ¿para qué uno mas grande? Es el mundo al revés: digo yo que podría empezar contratando médicos y enfermeros, abrir de nuevo las plantas y resolver la situación desesperada del Servicio de Urgencias de A Coruña, entre otras muchas graves deficiencias. 

Pero las deficiencias a Alberto le importan una gaita. Él quiere seguir en el machito. Pillar butaca por otros cuatro años, y, como las encuestas le dan la espalda, pues por fabular que no quede. ¿Recuerdan los floteles de Pemex? Pues miren la ruina en que se convirtieron las promesas de galleta para perros: la desesperación de Galicia. ¡Qué gran estafa!

Pero no se preocupen, acabaremos hasta la gaita del puñetero hospital fantasma. El espejismo será reiterado por los pregoneros cautivos de la publicidad institucional y, al final, miles de gallegos serán timados de nuevo. El hospital huero, el sanatorio de pega, el palacio de la sanidad imaginaria, ficticia ficción del vendedor de humo, espejismo desesperado de cartón piedra...

Y digo yo, así, en gallego, que igual Alberto, el hospitalario, tiene pensado contratar otros cincuenta curas para que los enfermos vayan entrando por una puerta y saliendo por la otra con los pies por delante, pero eso sí, a pre con el Señor: Todos los pecadiños perdonados en el gran templo sanitario. Terror me da imaginar ese macro edificio solitario, vacío, abandonado por los recortes y la poca vergüenza de quien nos toma por idiotas una vez más. @mundiario

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