A Coruña no se puede permitir el lujo de quedarse estancada, sin planificación

Vistas de A Coruña. / Xurxo Lobato
Vista de A Coruña. / Xurxo Lobato

¿Por qué no tiene un plan de movilidad a largo plazo que ofrezca soluciones a la nueva manera de entender las ciudades mediante tecnologías que están llegando para quedarse? Es imposible que el coche eléctrico se implante en la ciudad si no dispone de puntos de recarga.

A Coruña no se puede permitir el lujo de quedarse estancada, sin planificación

Aprovechado la Semana Europea de la Movilidad, es un buen momento para reflexionar sobre el presente y futuro de la movilidad en nuestra ciudad, que sufrirá una transformación más pronto que tarde, tanto si nos preparamos para ello como si no.

Hoy, la sociedad es consciente de que la movilidad tal y como se planteó en el siglo XX es insostenible y anhela entornos urbanos más amables, respirables y fluidos. Para lograr estos objetivos, numerosas ciudades han visto modificada su fisonomía con el propósito de aumentar el protagonismo de los ciudadanos que deciden moverse a pie o en bicicleta respecto de los que deciden hacerlo en su coche. Para lograrlo se ha experimentado con diversas soluciones: reduciendo el número de aparcamientos en superficie, estrechando las calzadas en beneficio de unas aceras más anchas, calmando el tráfico limitando más su velocidad, peatonalizando áreas antes abiertas al trafico rodado, etc.

Sabemos, por tanto, hacia dónde queremos ir, pero para conseguirlo es necesaria una visión ambiciosa y a largo plazo de la ciudad y de las necesidades de sus ciudadanos por parte de los ayuntamientos. En definitiva, hace falta planificación.

La movilidad como necesidad

El mayor reto en movilidad pasa por disminuir el uso masivo que actualmente se hace del vehículo privado en el entorno urbano. Pero hay algo que se debe tener presente, no se puede planificar un nuevo escenario de movilidad de espaldas a las necesidades de los ciudadanos.

La solución al tráfico rodado no es simplemente prohibirlo o limitarlo, las soluciones tienen que pasar irremediablemente por ofrecer alternativas válidas al uso del coche privado. Y solo entonces, se podrán abordar soluciones para limitar su uso.

Tecnologías disruptivas

Además de lo expuesto anteriormente, las nuevas tecnologías y formas de entender la movilidad van a ser disruptivas en los próximos años, de hecho, ya lo están siendo:

Empresas como Car2Go, Emov, Wible y Zity ya ofrecen soluciones de movilidad basadas en vehículos compartidos que funcionan con éxito en ciudades como Madrid o Barcelona desde hace años, ¿alguien duda de que solo es cuestión de tiempo que lleguen a ciudades más pequeñas como la nuestra?.

Por otro lado, se ha sumado en los últimos años un uso creciente de bicicletas y sobre todo de los denominados Vehículos de Movilidad Personal (VMP) como patinetes eléctricos, segways, monociclos u hooverboards, cada vez están más presentes y con perspectivas de seguir creciendo.  

Son precisamente las grandes urbes las que primero se han encontrado con un problema que es esencialmente de planificación: No están preparadas para asumir un escenario de uso masivo de este tipo de vehículos. El problema es el típico de la movilidad urbana: cuando llega una nueva forma de moverse, nadie la quiere en su camino. Ya ocurrió con las bicis, los conductores las veían como un estorbo y una invasión de un territorio (la calzada) que les pertenecía y empujando a las bicis a circular por las aceras.

El inconveniente es que usar bicis o VMP por las aceras supone un peligro para las personas que van a pie, pero a su vez, obligarlos a circular por las calzadas supone un peligro para el usuario del VMP o bici en aquellas calles donde la circulación de coches no sea calmada. Por ello, desde los ayuntamientos, han optado por la prohibición o por la fuerte restricción como solución a lo que es percibido como un problema.

Este tipo de soluciones legislativas de compromiso y claramente improvisadas están limitando la implantación de unas tecnologías que ayudarían a reducir la dependencia que muchos usuarios tienen de sus coches privados para los desplazamientos a corta distancia.

No son un problema, son parte de la solución

Si no se puede limitar el uso del vehículo privado sin ofrecer alternativas viables a cambio, no parece muy razonable entonces, limitar o prohibir aquellas alternativas que podrían ser perfectamente viables para reducir el número de vehículos en circulación.

Sin olvidar, que el uso de bicis o VMP responde a una necesidad de los ciudadanos no es un mero capricho. Por tanto, es responsabilidad de las administraciones, los ayuntamientos en este caso, ofrecer soluciones para que el uso de estos vehículos pueda ser seguro para todos y sin entorpecer su implantación. Es decir, hace falta planificación.

Cuando las barbas de tu vecino veas cortar…

La mayoría de las urbes, con mayor o menor acierto, están respondiendo a la demanda de un futuro más respetuoso con sus ciudadanos, con el entorno y con el medioambiente. No nos podemos permitir el lujo de sentarnos a esperar a ver qué ocurre, mientras otras ciudades construyen metros ligeros, mejoran las líneas de autobús, construyen redes de carriles para bicis o VMP con usos que van más allá del recreativo, facilitan la llegada de empresas con soluciones de vehículos eléctricos compartidos, iniciativas de alquiler del VMP e instalan puntos de recarga para V.E.

Son precisamente estas mejoras las que facilitarán una reducción del número de coches en circulación, y por tanto, ampliar los espacios libres de estos y humanizar la ciudad.

Entonces, ¿por qué A Coruña no tiene un plan de movilidad a largo plazo que ofrezca soluciones a esta nueva manera de entender la ciudad, mediante unas tecnologías que están llegando para quedarse?

Se debe ser ambicioso cuando hablamos de movilidad y tratar de anticiparse y facilitar estos cambios que están por llegar. Pero de verdad, no solo de cara a la galería.

Es imposible que el coche eléctrico se implante en nuestra ciudad si no dispone de puntos de recarga, o los que hay no funcionan desde 2012, como ocurre actualmente.

Disponemos de un servicio de alquiler de bicicletas (bicicoruña) pero no existen carriles bici/VMP que sean verdaderamente útiles y permitan aprovechar el servicio. Estos carriles se podrían complementar con zonas de tráfico calmado donde puedan convivir sin riesgo peatones, bicis y automóviles. ¿Por qué no existe ningún proyecto piloto por parte del Concello para estudiar la viabilidad de implementar una flota de coches eléctricos compartidos?

En fin, no hay planificación ni ambición de un futuro mejor. Estamos a la expectativa y esperando a ver qué ocurre. Otras ciudades están tomando ventaja y cuando seamos conscientes, quizás ya sea tarde. ¿Dónde querrán vivir dentro de 10 o 15 años quienes ahora son adolescentes?, ¿en una ciudad del siglo XX o en una del siglo XXI?.

A Coruña no se puede permitir el lujo de quedarse estancada, sin dinámica, sin capacidad de atracción ni atractivo. Y planificar ahora la movilidad de mañana es crucial para este propósito. Los socialistas somos plenamente conscientes de estos cambios que se avecinan y hemos demostrado, con nuestra gestión, una clara voluntad transformadora. Siempre apostaremos, con ambición, por soluciones que hagan de nuestra ciudad un lugar mejor, más habitable y sostenible. Una ciudad de la que sentirse orgullosos. @mundiario

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