La Confederación de Empresarios de Galicia tendrá presidente después de casi tres años

Sede de la Confederación de Empresarios de Galicia. / Mundiario
Sede de la Confederación de Empresarios de Galicia. / Mundiario
Lo que busca la CEG es un auténtico mirlo blanco. Un empresario independiente, con prestigio y proyección social, con capacidad para concitar voluntades y que no haya tomado parte en ninguna de las múltiples banderías que generaron la grave crisis a la que se busca salida.
La Confederación de Empresarios de Galicia tendrá presidente después de casi tres años

En la CEG esta vez sí habrá presidente, aunque seguramente no será de consenso, que sería lo deseable. La Confederación de Empresarios de Galicia tendrá, al fin, nuevo líder antes de que finalice noviembre, después de casi tres años de sede vacante. Consumida por luchas intestinas, por inacabables pleitos, por diferencias insalvables entre territorios y sectores, los últimos dirigentes de la patronal gallega no consiguieron completar sus mandatos por más empeño que pusieron en ello. Algunos fueron realmente efímeros. Duraron sólo unos meses. Su suerte estaba echada de antemano porque llegaron al cargo lastrados por la escasez de apoyos y la conjura de sus rivales. Todos dicen haber sido víctimas de una oposición interna destructiva e inmisericorde y de una estructura organizativa y funcional que por sí misma dificulta la gobernabilidad al facilitar el bloqueo permanente en asuntos transcendentales.

Lo que ahora busca la CEG es un auténtico mirlo blanco. Un empresario independiente, con prestigio y proyección social, con capacidad para concitar voluntades y que no haya tomado parte en ninguna de las múltiples banderías que generaron la grave crisis a la que ahora se busca salida. Se necesita un líderazgo con el mayor respaldo interno posible para que la entidad asuma plenamente el papel que le corresponde en un momento tan delicado como el actual. Lo necesitan la propia patronal, que se juega su supervivencia, y la sociedad gallega en general, ante los enormes desafíos económicos planteados por la pandemia del coronavirus Hace mucha falta una voz empresarial única y fuerte. De ahí que, enterrada el hacha de guerra con la aprobación de los presupuestos de 2018 y 2019, los mandamases de las confederaciones con mayor peso orgánico hayan dado un paso adelante para conseguir que al final haya un único candidato consensuado. 

Al final no podrá ser y, salvo sorpresa, habrá más de un competidor. Y es que, bien pensado, no se le puede pedir que no compitan entre sí a aquellos que, por su condición de empresarios, llevan la competencia en su ADN. Lo exigible es que sean competidores leales entre sí, que haya juego limpio y a ser posible nadie de los que vayan a estar en liza se aproveche de una posición dominante. Ahora bien, es también connatural al empresariado buscar la optimización del beneficio. En este caso, lo bueno para todos, para los candidatos, si son varios, y para el interés general, la verdadera ganancia, es devolver la plena representatividad a la patronal, y con ella su prestigio junto a la capacidad de interlocución social y política que constituye su razón de ser. Y se ha de evitar a toda costa el desgaste que conllevaría otra encarnizada lucha por la presidencia. En ese caso, hasta sería preferible seguir sin presidente.

Más de una voz autorizada se hizo oír en los últimos días para hacer una llamada al diálogo y al acuerdo. Se trata de que sean los propios precandidatos quienes se pongan de acuerdo de modo que al final quede solo uno, elegido entre ellos y negociado con las partes interesadas. Las patronales provinciales pontevedresa y coruñesa, las principales causantes de la crisis, están decididas a no presentar esta vez ninguna candidatura. Respaldarán al candidato único, si lo hubiera y sea quien sea. Los indicios apuntan hacia Ourense, pero puede haber otras opciones con menos identificación territorial y multisectoruales. Un nombre propio, más que una razón social. Eso es lo que se busca. Un hombre transversal y proverbial, competente y al que no le hagan competencia. Pero también hay quien se pregunta por qué no una mujer. Eso sí sería romper con el pasado y abrir una nueva etapa. @mundiario

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