La clásica exposición “En pequeño formato” vuelve a Marineda

Directivos de la Asociación en el acto de inauguración. / Mary Carmen Calviño Iglesias
Directivos de la Asociación en el acto de inauguración. / Mary Carmen Calviño Iglesias

En esta ocasión, son 24 los socios de la histórica Asociación  que participan, mostrando lo más granado de su quehacer artístico.

La clásica exposición “En pequeño formato” vuelve a Marineda

Un año más, la Asociación de Artistas de A Coruña organiza en la C/ Riego de Agua su ya clásica exposición “En pequeño formato”, que llega a su XXVIII edición.

En esta ocasión, son 24 los socios de la histórica Asociación que participan, mostrando lo más granado de su quehacer artístico.

Se pueden contemplar los trabajos de Juan Antonio Agra, Ángeles Bello, Mary Carmen Calviño, Joaquín Castiñeira, Colino Luis Francisco, Antonio Cuadrado, Mª José de Andrés, Abel, Mª José Freire, Garcia Ybarra Francisco, Ulpiano Guitián, Chelo Lema, Teresa López Ameijeiras, Pilar López Román, Moro Cristobal Juan Enrique, Rebeca Novo, Marcial Ortiz, Francisco Otero, Pilar Pastoriza, Ramírez Giovanni, Mª Jesús Sarandeses, José Antonio Varela Busto, Lola Vivero y Miguel Zelada.

Todos ellos han dejado en sus lienzos la impronta de su bien hacer: trabajo sincero, honrado, con horas dedicadas a su ejecución. Una vez más, se demuestra que la obra de arte no necesita de lienzos de gran formato para realizarse y convertirse en algo impactante que llegue al contemplador.

Si esta llega al espectador, consigue que se establezca ese diálogo casi místico entre el autor y su público: diálogo que lleva a la sintonía entre ambos. Esto es lo que se exige a la música, a la literatura, etc, y en este caso, a la pintura. Si ante un cuadro, el que lo contempla se queda impasible, no se establece esa corriente mística de satisfacción, de entendimiento.

Detrás de cada pincelada está el alma del creador. El tiempo pasado ante el lienzo en blanco, hasta conseguir darle forma y plasmar en él un bello bodegón con sus luces y sombras, y sus primeros planos. Ese paisaje agreste o sereno que invita a caminar entre la floresta, disfrutando de la calidez otoñal que se filtra entre su ramaje: donde el murmullo del arroyo o el torrente invita al silencio y a la soledad más intimista.

No hablemos de las marinas expuestas. Si se las estudia con detenimiento se nota el trabajo minucioso de su ejecutor. El mar adentrándose entre las rocas con suavidad, se derrama cual plácido torrente sobre la arena, dando a esta reflejos multicolores como láminas plateadas, que resignadamente se entrega y sucumbe en la placidez de la puesta de sol, tiñendo el Ocaso con celajes carmesíes y anaranjados, sin obviar los violetas, dando la sensación que al astro rey le cuesta hundirse en el Horizonte al contemplar tanta belleza.

Esto lo consigue el pintor con oficio, en la soledad de su taller dedicando horas y horas a su ejecución, haciendo que la pintura repose, cree pátina… para ello no se necesita un lienzo de gran tamaño. En los “pequeño formato” se dan todas estas cualidades. @GaliciaMundiari

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