El caso de Verín o cuando el remedio puede ser peor que la enfermedad 

Hospital de Verín (Ourense). / La Región
Hospital de Verín (Ourense). / La Región
Feijóo manda rectificar y en pocos días reabrirá sus puertas la sala de partos del hospital verinense, previa contratación de dos pediatras que cubrirán las plazas que quedaron vacantes en los sucesivos concursos convocados para dotarlas. No hay garantías de que ésta sea una solución definitiva.
El caso de Verín o cuando el remedio puede ser peor que la enfermedad 

Ahora queda claro. A los colegios médicos ya no les cabe ninguna duda. La de cerrar el paritorio del hospital de Verín, en Ourense, fue una decisión puramente técnica; la de reabrirlo, en cambio, responde a razones políticas puras y duras. Fueron los profesionales de la gestión sanitaria quienes decidieron cerrarlo porque no se daban las condiciones para mantenerlo en funcionamiento con plenas garantías. Entendían que enviar a las parturientas de la comarca de Monterrei a Ourense conllevaba para ellas y sus hijos un riesgo menor que ser atendidas en un servicio donde los facultativos podían no estar lo suficientemente preparados para atender los partos ordinarios, dado que los de mayor riesgo ya se desviaban sistemáticamente al complejo hospitalario de la capital.

Feijóo manda rectificar y en pocos días reabrirá sus puertas la sala de partos del hospital verinense, previa contratación de dos pediatras que cubrirán las plazas que quedaron vacantes en los sucesivos concursos convocados para dotarlas. No hay garantías de que ésta sea una solución definitiva. De poco serviría que el Sergas se comprometa a mantener esas dos plazas de pediatría si en un momento dado no hay profesionales dispuestos a ocuparlas, como ya sucedió en otras ocasiones en éste y en otros hospitales "periféricos" y no solo en esa especialidad médica. Y es que los especialistas prefieren ejercer en las grandes ciudades o en las proximidades de entornos urbanos, de modo que sólo suelen acceder a plazas como las de Verín cuando empiezan, si no les queda más remedio, y por poco tiempo, o si tienen allí sus raíces.

De que en el Sergas no las tienen todas consigo da fe que en adelante a las mujeres que decidan dar a luz en Verín se les exigirá que firmen un documento de "consentimiento reforzado" (Feijóo dixit). Es la forma de dejar constancia fehaciente de que asumen los riesgos que entraña el parto y eximen de toda responsabilidad a los médicos que las atiendan. Eso es lo que se dice curarse en salud. Ante tal salvedad, la plataforma que forzó la rectificación de la Xunta decide mantener sus encierros y movilizaciones hasta ver cómo evolucionan los acontecimientos. Encuentran razones más que fundadas para no fiarse de que el cambio de criterio sea sincero y mucho menos definitivo.

Por su parte, el Consello de Colegios Médicos considera un error reabrir –ellos creen que por razones electorales– el paritorio de Verín. Hablan de una huida hacia adelante, de una estrategia cortoplacista y de intereses electorales. Y es que con la rectificación han quedado en evidencia las propias organizaciones colegiales y las sociedades científicos, así como destacadísimos especialistas y gestores (alguno nada afín a la Xunta ni al PP) que no solo respaldaron sino que justificaron el cierre por considerarlo una medida acertada. Eso es algo de lo que piensan pasar la correspondiente factura a Feijóo y a la Consellería: de entrada no volverán a dar la cara y a sacarles las castañas del fuego. Y dejan en el aire una advertencia: se ha sentado un grave precedente. Si protestas y le movilizas,  te sales con la tuya. Y, con las urnas a pocos meses vista, hay muchas reivindicaciones de este tipo sin atender a lo largo y ancho de Galicia. Puede que acabe siendo peor el remedio que la enfermedad. @mundiario

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