Casi 90 barcos del Gran Sol propiedad de armadores gallegos, pendientes del Brexit

Barco del Gran Sol.
Barco del Gran Sol.

A tal número de buques habría que sumar la indefensión de los armadores gallegos de otros 84 barcos que enarbolan pabellón británico. Unos 1.800 marineros gallegos o residentes en Galicia ven sus puestos de trabajo en el aire. Todo depende ahora del Brexit.

Casi 90 barcos del Gran Sol propiedad de armadores gallegos, pendientes del Brexit

Los ingleses han dado el primer paso para, de una u otra manera, romper sus vínculos históricos con la Unión Europea. Inventaron el Brexit y ahora los británicos repasan la jugada por si hay posibilidad de corregirla en algunos aspectos. Por ejemplo, en lo que atañe a la pesca. Que para ellos, los hijos de la Gran Bretaña, no es que sea trascendental, pero sí lo es el poder de aquellos que emiten sus votos. De paso, el descarte mayor –la salida del marco de la UE– sí va a repercutir, y de qué manera, en comunidades como la gallega que, por la espantá británica, puede perder nada menos que 535 millones de euros (según los cálculos iniciales de la Xunta de Galicia).

En el horizonte, que no es cortoplacista  precisamente para nosotros, está la posibilidad de que 88 buques gransoleros propiedad de armadores gallegos, con mayoría de tripulantes de la misma Galicia y con base en puertos de esta comunidad autónoma,  sean expulsados de aquellas aguas a causa de los efectos de una negociación en la que, de momento, no hay acuerdo. A tal número de buques habría que sumar la indefensión de los armadores gallegos de otros 84 barcos que enarbolan pabellón británico y que nos obliga a pensar en un paso gigantesco para hacer efectiva aquella vieja ley de la Merchant Shipping Act que los propios tribunales británicos desnaturalizaron a pesasr de ser "cosa" de los ingleses.

De entrada, Galicia no va a recibir ninguna prestación por la salida del Reino Unido del ámbito comunitario, y unos 1.800 marineros gallegos o residentes en Galicia ven sus puestos de trabajo en el aire. Todos perdemos, pero más, mucho más, puertos como los de Vigo, Burela, Ribeira, A Coruña, etc.

Es, como puede comprobarse, un Brexit que, sin pretenderlo, viene a la línea de flotación de los planteamientos socioeconómicos de, probablemente, la parte de España que más dolores de cabeza ha infringido e infringe –hablando siempre de pesca– a las islas más o menos vecinas de nuestro Norte verdadero.

No todo está dicho en la negociación; pero no es menos cierto que lo que queda por decidir es el lugar de la tarta en la que se pretende situar la guinda y de qué va a servir esta que, casi siempre, es un punto de partida para el reparto de las porciones de esa tarta (que, por cierto, si la repostería de los ingleses no es mala, ni mucho menos, la de Galicia tiene mucho que decir en tal contexto).

El mercado pesquero de la UE, al igual que el de la repostería, es muy apetitoso para una, por ahora, teórica "desconectada" Gran Bretaña (y lo digo, consciente de que Irlanda del Norte, Escocia y Gales todavía tienen gaita que tocar en el desconcierto británico).  En tal mercado es indudable que centra sus intereses Galicia. No hablamos de gaitas. Estas, con matices diferenciadores, suenan en Irlanda del Norte, en Escocia y en Galicia, y lo que se mercadea se paga en libras y en euros. El tiempo nos va a decir quién sale perdiendo más.

Con la Merchant Shipping Act perdieron rotundamente. Pero ahora juegan en "sus" aguas del denominado Gran Sol y en las de las Islas Malvinas. en el Atlántico sur. Mucho mar y mucha dependencia. @mundiario

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