Baltar quiere sustituir a Feijóo… cuando toque

Manuel Baltar.
Xosé Manuel Baltar, presidente de la Diputación de Ourense.

El dirigente ourensano es consciente de la debilidad de la mayor parte de sus rivales, frente a los que opone la fortaleza provincial que dirige desde la Diputación.

Baltar quiere sustituir a Feijóo… cuando toque

El presidente de la Diputación de Ourense, Xosé Manuel Baltar, en una entrevista reciente afirma que desea suceder al actual Presidente del PP gallego y también de la Xunta de Galicia, Núñez Feijóo, aduciendo como mérito que dirige la principal institución popular tras la propia Administración autonómica. También afirma que no tiene prisa y que Feijóo debería de encabezar la próxima candidatura al Gobierno gallego.

Es necesario subrayar que Baltar aplaza su candidatura al momento en el que Feijóo abandone o pierda las elecciones. Por el momento lo considera el mejor cabeza de lista, a tres años de las elecciones autonómicas. Es un doble mensaje: no se vislumbra un sucesor y sólo con Feijóo pueden acudir confiados a la convocatoria electoral siguiente. Implícitamente, no lo ve como sucesor de Casado, lo que, tras la irrupción fulgurante de Ayuso, podría ser una opinión generalizada. Feijóo renunció a dar la batalla cuando podía perderla y ahora una nueva estrella madrileña brilla en el firmamento popular. Es probable que, a partir de ahora,  los llamamientos de sus fieles sean constantes para que asuma el cáliz de la siguiente convocatoria. Teniendo en cuenta los resultados de la pandemia en Galicia, no está en el peor de los escenarios, sino más bien en una posición muy cómoda. Si bien, con tres años por delante cualquier especulación es puro voluntarismo. Por ello no es prudente analizar ahora  la posible idoneidad del autoproclamado candidato Baltar.

El Presidente de la Diputación Provincial de Ourense, que sucedió a su progenitor en una suerte de feudo electoral, pone en valor su relativa fortaleza frente a la debilidad municipal de su partido, plasmada en un elevado número de mayorías absolutas de su partido en el territorio provincial. Al recordar que gobierna la única Diputación Provincial popular, indirectamente también subraya que su partido no gobierna ninguna de las siete ciudades gallegas y que sus mayores éxitos los obtiene en localidades situadas en la franja de los 20.000 a 50.000 habitantes, como Lalín, Ribeira o Arteixo, franja en la que también es mayoritario el Partido Socialista. Un fracaso electoral en la Galicia urbana que podríamos tildar de merecido pues no ha intentado seriamente ganar al proponer a candidatos de escaso fuste y menor tirón electoral.

En cualquier caso Baltar abre un debate pertinente. La sucesión de los principales dirigentes suele producirse en un escenario de crisis. No es habitual resolverla con mesura, tratando de evitar divisiones o confrontaciones insuperables. Que el Presidente Feijóo ha evitado promocionar sucesores, es una evidencia y en parte podría explicar la debilidad de los candidatos a las principales Alcaldías, potenciales rivales internos. De hecho en la actual Xunta de Galicia con la excepción del Conselleiro de Educación y Cultura, Román Rodríguez, es difícil encontrar un posible candidato que reúna las mínimas cualificaciones.

Por otra parte el movimiento de Baltar aumenta la presión sobre el Partido Socialista que deshoja la posible sustitución de su actual dirigente, Gonzalo Caballero, sin alternativas visibles y conocidas. Los movimientos en la sombra del aparato, los nombres que interesadamente se filtran, no aportan valores de conocimiento social, representatividad y aún menos liderazgo reconocido. A poco que se lo trabaje, Caballero podría terminar siendo la opción menos arriesgada. Son maniobras internas que no mejorarán por sí mismas las expectativas electorales. En el otro extremo, el BNG mantiene a una candidata, Ana Pontón, claramente refrendada por las urnas en las últimas elecciones autonómicas.

Baltar, en la entrevista citada, aún tiene tiempo para dirigir sus dardos al PSOE de la capital provincial. La estentórea maniobra para acceder a la Alcaldía sin apoyos suficientes, al estilo de la moción de censura murciana, no ha deparado ningún beneficio de imagen y sí un coste de oportunismo difícil de entender. Frente a un Alcalde de Ourense desprestigiado y abandonado por sus socios, la alternativa no debería de  ser una improbable coalición con el PP, sino hacer recaer sobre este último el coste de haber apoyado y sostenido a un Alcalde reprobable. La urgencia por pisar moqueta incluso de la mano de quienes provocaron el esperpento político local, no acredita a dirigentes sólidos.

La entrevista citada no aporta hechos relevantes pero ilustra el momento de transición que vive la política gallega. El PP afronta desde la cómoda mayoría absoluta su próximo movimiento autonómico, el nacionalismo vive del tirón electoral ascendente y el socialismo se debate entre el vasallaje ante Madrid o una mínima autonomía política en cuestiones territoriales. Sobra tiempo para encontrar las respuestas. @mundiario

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