Apología, por algo será, de Superpiñeiro y Gayoso

Xosé Manuel Piñeiro y Xosé Ramón Gayoso. / TVG
Xosé Manuel Piñeiro y Xosé Ramón Gayoso. / TVG
Tanto Piñeiro como Gayoso son mucho más que rostros icónicos de la TVG. Juntos y por separado se han constituido, le pese a quien le pese, en una referencia en la construcción de la imagen que los gallegos tenemos de nosotros mismos, eso que algunos llaman la autoidentificación.
Apología, por algo será, de Superpiñeiro y Gayoso

A saber cuántos, pero seguro que varios miles de gallegos han respirado aliviados con el regreso a la TVG de Xosé Manuel Piñeiro. Vuelve plenamente recuperado de una grave enfermedad que le tuvo diez meses apartado de las pantallas. Fue la estrella invitada de "Luar". Xosé Ramón Gayoso, el otro gran clásico de la televisión gallega, actuó de anfitrión en un programa tan especial como merecía la ocasión y que no habrá defraudado a los muy "luareiros". Bastó el anuncio del feliz acontecimiento en la propia televisión y en las redes sociales para generar una expectación que para sí quisieran otro tipo de eventos de más enjundia en el ámbito mediático y no digamos cultural. Por algo será. Seguidores y detractores de ambos personajes y del modelo televisivo que ellos sustentan no estaban dispuestos a perderse un hito llamado incluso a convertirse en todo un "trending topic" al menos en el ámbito gallego.

Tanto Piñeiro como Gayoso son mucho más que rostros icónicos de la TVG. Juntos y por separado se han constituido, le pese a quien le pese, en una referencia en la construcción de la imagen que los gallegos tenemos de nosotros mismos, eso que algunos llaman la autoidentificación. Xosé Manuel se fue ganando la enorme popularidad de que goza desde que en 1992 empezó a asomarse semanalmente a los hogares de toda Galicia primero como presentador del concurso "Supermartes" y posteriormente de todo tipo de espacios de entretenimiento, hasta desembocar en 2011 en "Bamboleo". Superpiñeiro -Pi, para los amigos- también hizo incursiones en la radio pública, casi siempre en paralelo con la presencia televisiva. Xosé Ramón es el principal artífice de "Luar", uno de los programas de entretenimiento más longevos de la televisión en España, lo que le ha convertido una figura familiar para dos o tres generaciones de gallegos, que se dice pronto, y en un auténtico referente del audiovisual ibérico.

Detrás de los personajes que han construido para ganarse el favor del público se esconden dos personas con la cabeza bien amueblada, con formación universitaria (Piñeiro es pedagogo y Gayoso, licenciado en Derecho) y con un bagaje cultural equiparable o probablemente superior al de muchos de quienes les menosprecian por considerarlos emblemas del "pailanismo" o de la "Galicia cañí". Entre los culturetas e intelectuales progresistas algunos al menos les respetan por su capacidad para conectar con distintas capas sociales, también en la Galicia urbana. Y desde el nacionalismo, "sottovoce", reconocen la labor que desarrollan, sobre todo desde "Luar" en pro del idioma gallego y nuestra cultura popular estos dos auténticos animales televisivos, a los que, llegado el día, va a resultar harto difícil, ya no sustituir, sino simplemente reemplazar. Que se lo digan a los programadores de TVG que en su día lo intentaron.

No puede haber televisión pública sin público. Y el público gallego es el que es, no el que algunos querrían que fuera. Y ve lo que quiere ver. La recurrente presencia de los incombustibles Piñeiro y Gayoso en la parrilla de la tele autonómica, a parte de garantizar unas respetables audiencias, es perfectamente compatible con otro tipo de espacios dirigidos a las "grandes minorías" que se podrían considerar ignoradas por quienes deciden sobre la programación de la TVG. Hay dos canales emitiendo veinticuatro horas, la página web, la APP, etc. Cabe casi todo lo que las distintas audiencias quieran ver. De las emisiones analógicas a las digitales, de la calidad normal a la HD, de la señal en línea a los contenidos bajo demanda, del televisor de toda la vida a la tableta y el móvil... A todas esas revoluciones tecnológicas han sobrevivido dignamente Gayoso, Piñeiro y compañía. Reconocen que el mérito, más que suyo, es de quienes, a pesar de que sobra oferta televisiva, no renuncian a seguir viéndolos, quizá, vaya usted a saber, porque de algún modo, como gente normal y de a pie, se ven reflejados en ellos. @mundiario

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